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Marcos 16:6

LBLA Pero él les dijo: No os asustéis ; buscáis a Jesús nazareno, el crucificado. Ha resucitado, no está aquí; mirad el lugar donde le pusieron.
NBLA Pero él les dijo: “No se asusten; ustedes buscan a Jesús el Nazareno, el que fue crucificado. Ha resucitado, no está aquí; miren el lugar donde Lo pusieron.
NVI ?No se asusten —les dijo—. Ustedes buscan a Jesús el nazareno, el que fue crucificado. ¡Ha resucitado! No está aquí. Miren el lugar donde lo pusieron.
RV1960 Mas él les dijo: No os asustéis; buscáis a Jesús nazareno, el que fue crucificado; ha resucitado, no está aquí; mirad el lugar en donde le pusieron.
JBS Más él les dijo: No os asustéis: buscáis a Jesús Nazareno a quien colgaron del madero; resucitado es, no está aquí; he aquí el lugar donde le pusieron.

¿Qué significa Marcos 16:6?

"Asustarse" proviene de la raíz griega ekthambeō, y puede significar "estar asombrado, aterrorizado". Marcos también usa la palabra cuando describe a Jesús en el huerto de Getsemaní como "entristecerse y angustiarse" (Marcos 14:33). Es algo típico que los ángeles le digan a la gente que no les tengan miedo (Daniel 10:12, 19; Lucas 2:10). En este caso, además, esto parece tranquilizarles debido al hecho de que el cuerpo de Jesús no está allí.

El lugar donde Jesús había estado era un banco tallado en piedra. Su lienzo estaba extendido donde había estado Su cuerpo, y la tela que cubría Su cabeza estaba doblada y un poco separada (Juan 20:6–7). Se ha hablado mucho de este "sudario". Algunos afirman que esta era una tradición judía a la hora de comer, lo que implicaba que alguien estaba planeando volver a la mesa para seguir comiendo. Sin embargo, no todos los estudiosos aceptan que esto fuera una costumbre en esa época; quizás puede ser que cuando el cuerpo de Jesús desapareció, la tela que estaba envuelta alrededor de Su cabeza y Su rostro simplemente se cayó exactamente donde se acabó encontrando.

Los cristianos pueden criticar rápidamente a las mujeres por no creer en el ángel, pero debemos ser comprensivos. Es normal estar en una situación que nos cause tanta angustia que no podamos vislumbrar ningún tipo de esperanza, por muy clara que nos pudiera parecer. Dios no siempre hace lo que creemos que hará, y tenemos que adaptarnos lo mejor posible a Sus circunstancias. Sin embargo, nuestro punto de vista está tan cegado que no nos damos cuenta de que lo que ha hecho es mucho más grande. Cuando nos enfrentamos a la derrota y el fracaso, a veces necesitamos mirar hacia arriba, darnos cuenta de que hay más cosas en la vida más allá del camino que habíamos planeado para nosotros, y tener fe en el hecho de que Dios dispone todas las cosas para el bien de los que lo aman (Romanos 8:28).

Tendemos a hablar de "fe ciega", pero Dios no obra realmente así, sino que Dios nos invita a ver. Jesús les mostró a los discípulos Sus manos y costado (Juan 20:20, 24–29; Lucas 24:39) y comió con ellos (Lucas 24:41–43). Los testigos ven el banco vacío, pero malinterpretan lo que significa (Juan 20:13). Dios siempre está presente. Nuestra responsabilidad es llegar a conocerlo lo suficientemente bien como para que podamos reconocer cuándo está actuando en nuestras vidas. De hecho, podemos hacer esto cuando escuchamos Su Palabra, leemos las Escrituras, y creemos en ellas. Eso es algo con lo que los discípulos tuvieron dificultades durante todo el ministerio de Jesús.
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