¿Qué significa Marcos 3:29?
Este es uno de los versículos más malinterpretados en la Biblia. Los escribas de Jerusalén afirman que Jesús usa el poder y la autoridad de Satanás para expulsar demonios, en lugar del poder y la autoridad del Espíritu Santo. Jesús responde que esta es la esencia misma del pecado que Dios no perdonará. En el contexto específico de esta conversación, se refiere a un acto en particular. Para nosotros, esto tiene un significado más general.Hay muchas teorías sobre cuál es exactamente este pecado. Algunos dicen que es atribuirle la obra del Espíritu Santo a Satanás. Esto nos conduce hacia el temor de que, si criticamos a cualquier iglesia o ministerio, estaremos en peligro de cometer el mismo pecado. Otros dicen que la advertencia de Jesús solo se aplica a las personas que personalmente lo vieron hacer milagros bajo el poder del Espíritu Santo. Estas mismas personas insisten en que en la actualidad, este pecado imperdonable es rechazar el sacrificio de Jesús (Hebreos 11:6).
La verdad es que todo esto apunta hacia el mismo pecado. "Eterno" viene de la raíz griega de la palabra aionios, y significa "sin principio ni fin". "Culpable" proviene de la palabra raíz griega enochos, la cual describe a una persona que está vinculada a su delito.
Los escribas de Jerusalén llegan a Galilea con el objetivo singular de condenar las obras de Jesús; ya han tomado una decisión, y no desean observar a Jesús y contemplar racionalmente lo que está haciendo y enseñando. Aquellos que permanecen en ese estado están atados a ese pecado para siempre, ya que rechazan la obra del Espíritu Santo, quien nos condena (Juan 16:7–11), aconseja (Juan 14:16), guía (Juan 16:13), testifica sobre la verdad (1 Corintios 12:3) y santifica (Gálatas 5:22–23). Esta versión específica del contexto de "blasfemia contra el Espíritu Santo" es un pecado que solo podría ser cometido por aquellos que vieron a Jesús realizando Sus milagros en persona. Como tal, no se puede cometer hoy.
Sin embargo, es posible actuar con el mismo espíritu que los escribas y los fariseos, y sufrir el mismo resultado. Blasfemar contra el Espíritu Santo en la actualidad se refiere a rechazar Su obra, particularmente Su obra para convencernos acerca de Jesús (Juan 15:26). Este pecado eterno se comete al rechazar la obra del Espíritu Santo durante toda nuestra vida.
El testimonio de Pablo nos muestra claramente que alguien puede negarse a escuchar la guía del Espíritu Santo por un tiempo, pero finalmente aceptarlo. Pablo, por ejemplo, guardó los abrigos de los que apedrearon a Esteban (Hechos 7:58) y pasó a perseguir y encarcelar activamente a los miembros de la iglesia (Hechos 8:1–3). Ciertamente fue culpable de tergiversar el carácter del Espíritu Santo, pero finalmente fue perdonado; no solo perdonado, sino que se convirtió en un apóstol de Cristo, un prolífico escritor de teología y el evangelista líder del Imperio Romano. Pablo mostró una gran falta de respeto por un tiempo, pero eso no evitó que el Espíritu Santo en su momento decidiera morar en su corazón y guiarle.
La blasfemia contra el Espíritu Santo no se refiere a tener dudas sobre si las prácticas de una iglesia en particular son verdaderamente bíblicas, y tampoco se refiere a albergar un pensamiento espontáneo e irrespetuoso; tampoco se refiere a luchar contra el pecado después de la salvación; ni siquiera se refiere a blasfemar en contra el Espíritu Santo, sino que es un rechazo constante de la obra de convicción y santificación del Espíritu Santo a lo largo de toda una vida. Los que persisten dentro de ese rechazo no serán perdonados.