¿Qué significa Marcos 3:4?
Este versículo revela un uso tan potente de la lógica que casi podemos compadecernos de los fariseos en este momento. Después de que Dios le diera a Moisés la Ley escrita, la cual definía cómo debía Israel interactuar con Dios, los escribas desarrollaron un enorme catálogo de leyes orales que estaban destinadas a definir aún más lo que significaba el hecho de obedecer a Dios. El sábado es una señal extremadamente importante de que la nación de Israel está siguiendo a Dios. Para los fariseos, sus reglas estrictas, las cuales añadieron ellos mismos, están destinadas a evitar que alguien pueda faltarle el respeto al día santo de Dios.Sin embargo, Jesús desafía la supuesta piedad de los fariseos recordándoles que el sábado existe para hacer el bien, no solo para la mera disciplina personal. Sí, todo tipo de trabajo egoísta o sin sentido está prohibido durante el sábado, pero ¿qué pasa con el trabajo que beneficia directa y significativamente a otra persona? ¿Qué pasa si la bendice? Seguramente el descanso sagrado del sábado se mucho más honrado si éste llegara a proporcionar aún más descanso a un hombre que estuviera sufriendo por cualquier causa. Los fariseos ya entienden esto, hasta cierto punto, ya que su ley le permite a un granjero desatar un burro y llevarlo a beber agua (Lucas 13:15) o rescatar una oveja (Mateo 12:11) durante el día de reposo. También, la ley oral permite que un judío salve la vida de otra persona. Sin embargo, sus tradiciones y corazones duros han enterrado el espíritu del sábado bajo las reglas que ellos mismos habían creado.
Jesús expone su manera de pensar cerrada, tratando de atraerlos hacia una vista más amplia y abierta de la situación. ¿El sábado está destinado a hacer el bien o el mal? Hacer el bien significaría curar a un hombre, pero al prohibir la curación, los fariseos eligen "hacer el mal" de tres maneras diferentes: permanecen en silencio en lugar de expresar lo que piensan que es verdad, se niegan a permitir la curación del hombre, y eligen "matar" a Jesús, conspirando con los herodianos para conseguirlo (Marcos 3:6).
Lógicamente, entonces, ¿no son los fariseos los que realmente profanan el sábado por sus actitudes? El silencio de estos hombres sugiere que la opinión de Jesús es difícil de negar, incluso si no la aceptaran.