¿Qué significa Marcos 4:40?
La tormenta en el Mar de Galilea debe haber sido excepcionalmente feroz para que pudiera asustar a Andrés, Pedro, Jacobo y Juan, quienes eran pescadores experimentados. Los doce han despertado a Jesús, quien calma la tormenta y luego se dirige a ellos y a su falta de fe.En realidad, los doce no comenten un error al despertar a Jesús: hubiera sido apropiado advertirle del peligro, pedirle que les ayudara a rescatarles del agua o sugerirle que tal vez necesitaría prepararse para nadar. Las tormentas violentas y los pequeños barcos son una combinación desagradable, y si los doce hubieran pensado en ello, incluso podrían haberle preguntado si Jesús podría hacer algo con el viento.
Aún así, los discípulos no son tan sensatos. Los discípulos temen por sus vidas y, como la multitud que deseaba curarse (Marcos 3:7–10), se aferran a Jesús con la expectativa de que hiciera algo. Jesús les ha dicho que tiene un propósito para ellos (Marcos 1:17; 3:13–14) que aún no han cumplido; eso debería haberles asegurado que no perecerían durante esa tormenta. No obstante, su fe en Jesús todavía no era tan fuerte como para confiar en que él pudiera salvarles la vida (Marcos 3:31–35).
Jesús entiende las limitaciones humanas, y solo les enseña a las multitudes hasta donde pueden llegar a entender (Marcos 4:33), y también deja que Sus mensajes más simples se filtren en sus corazones hasta que estén listos para escuchar más verdades. Sin embargo, Jesús espera que los doce estén más allá de tales limitaciones, ya que son la buena tierra que acepta la palabra y "dan fruto, treinta y sesenta y cien veces" (Marcos 4:20). Los discípulos están abiertos a Su mensaje (Marcos 4:23), y absorben todo lo que pueden aprender (Marcos 4: 24–25). Jesús les da "el misterio del reino de Dios" (Marcos 4:11). Pero su falta de fe los puso en peligro de ser la semilla sembrada en el terreno poco profundo y rocoso, que brota rápidamente y se marchita bajo las dificultades (Marcos 4:16–17).
A pesar de nuestras limitaciones (Marcos 4:33), Jesús espera que hagamos las cosas lo mejor que podamos con las cosas que él mismo nos ha dado. Por eso, debemos llevarle la "medida" más grande que tengamos (Marcos 4:24) y servirle con todo lo que él mismo nos da (Mateo 25:14–30). Los discípulos han visto a Jesús curar dolencias físicas, expulsar demonios y ahora calmar una tormenta. En Marcos 5, verán aún más cosas.