¿Qué significa Marcos 4:6?
La parábola de Jesús sobre el sembrador describe varios tipos de personas y sus reacciones al escuchar el evangelio. La semilla que cae en el suelo rocoso carece de un suelo lo suficientemente profundo como para nutrir la planta joven. Por tanto, un suelo poco profundo no permite que las raíces se arraiguen profundamente para buscar agua, y esto es lo que provoca que las plantas no puedan nutrirse bien y el frío y el calor en la superficie dañen las plantas.Las semillas sembradas en suelo rocoso no tienen "raíz" (Marcos 4:17). Son incapaces de absorber profundamente las palabras de Jesús porque su carácter es muy superficial; de hecho, les gusta las ideas de Jesús, pero sus ojos todavía están fijados en sus propias comodidades. Tan pronto como llegan las dificultades, buscan otra solución rápida y su joven fe se desvanece.
Esta dificultad es la persecución contra aquellos que creen en Cristo (Marcos 4:17). La Biblia nos dice que debemos esperar oposición debido a nuestra fe. Pablo dice: "también todos los que quieren vivir piadosamente en Cristo Jesús padecerán persecución;" (2 Timoteo 3:12). Santiago 1:2–4 dice que son estas dificultades las que nos conducen hacia una fe más profunda; pero la fe solo puede crecer si estamos dispuestos a estar profundamente arraigados en Cristo (Colosenses 2:7).
Al mundo le encanta desviar nuestra a atención hacia cosas superficiales. El "miedo a perderse cosas" nos lleva en cien direcciones diferentes a la vez. En la actualidad, parece como si debiéramos estar bien informados continuamente sobre política, ciencia, cultura, entretenimiento y sobre todos nuestros "amigos" en las redes sociales; incluso se nos considera personas superficiales si no valoramos todas las formas de sufrimiento existentes en el mundo y cómo deberíamos interactuar adecuadamente con cada grupo de personas particular.
La alternativa de Jesús es mucho más simple: "sométase a Dios; arráiguese en el amor de Dios; comprenda y encarne el amor de Cristo; y llénese "de toda la plenitud de Dios" (Efesios 3:14–19).