¿Qué significa Marcos 4:9?
Este versículo marca el final de la parábola tal y como el versículo 3 marcaba su comienzo. Jesús comienza con la orden de escuchar, y termina con la orden de escuchar. "Escuchar" es hacer el esfuerzo de captar las palabras del hablante; "Oír" significa algo así como tener las palabras a mano para poder analizar el mensaje.La redacción de este versículo infiere que algunos pueden aceptar las palabras de Jesús mientras que otros no, pero esta "sordera" puede ser parcial y/o temporal. Como seres humanos, a menudo ignoramos la Biblia cuando nos dice cosas que no queremos escuchar, como por ejemplo advertencias que hicieran referencia al sexo. Pedro tuvo problemas para aceptar a los gentiles en la familia de Jesús. Después de tener una visión muy gráfica (Hechos 10:9–16) y de presenciar una prueba de primera mano de que Dios les ofrece el Espíritu Santo a los no judíos también (Hechos 10:34, 44), Pedro todavía tuvo dificultades para aceptarlos completamente en la iglesia (Gálatas 2:11–14).
Para otros, esta sordera espiritual es más completa, pero temporal. La conversión de Pablo es probablemente la más dramática (Hechos 9), pero los sacerdotes (Hechos 6: 7), los fariseos y los hermanos de Jesús (Hechos 1:14) también lo aceptaron como su salvador. Esta es una de las razones por la que debemos difundir el evangelio siempre que podamos: puede que alguien no esté escuchando en el momento, pero esas palabras podrían dar su fruto en el futuro.
En realidad, podemos elegir si escuchar o no escuchar, pero también podemos elegir cuánto escuchar. Marcos 4:24–25 explica que nosotros determinamos lo grande que es nuestra "medida", es decir, nuestro recipiente, que queremos que se llene con las palabras de Jesús. También decidimos cuánta verdad queremos escuchar y aceptar. Jesús entiende que Su mensaje podría ser intenso y difícil de aceptar, pero él nos ofrece conocer la verdad porque sabe que podemos aceptarla (Marcos 4:33). A medida que aprendemos más acerca de él y tenemos más fe en él, naturalmente deberíamos ver crecer nuestra capacidad de aceptar Sus palabras. Si nos encontramos en un estado de incredulidad, puede ser que estemos atrapados en el terreno rocoso de la persecución o en las asfixiantes espinas del consumismo. Por lo tanto, necesitamos evaluar nuestras vidas para ver qué pecado y distracciones nos pudieran estar impidiendo escuchar lo que Jesús tiene que decir sobre nosotros y nuestras vidas.