Capítulo
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Marcos 5:15

LBLA Y vinieron a Jesús, y vieron al que había estado endemoniado, sentado, vestido y en su cabal juicio, el mismo que había tenido la legión ; y tuvieron miedo.
NBLA Vinieron a Jesús, y vieron al que había estado endemoniado, sentado, vestido y en su cabal juicio, el mismo que había tenido la legión; y tuvieron miedo.
NVI Llegaron adonde estaba Jesús y, cuando vieron al que había estado poseído por la legión de demonios, sentado, vestido y en su sano juicio, tuvieron miedo.
RV1960 Vienen a Jesús, y ven al que había sido atormentado del demonio, y que había tenido la legión, sentado, vestido y en su juicio cabal; y tuvieron miedo.
JBS Y vienen a Jesús, y ven al que había sido atormentado del demonio, y que había tenido la legión, sentado y vestido, y en su juicio cabal; y tuvieron miedo.

¿Qué significa Marcos 5:15?

A diferencia de los pastores de cerdos, la gente que viene de las ciudades y el campo está más sorprendida por el hecho de ver al hombre endemoniado totalmente en sus cabales que por lo que les había pasado a los cerdos. El hombre es alguien bien conocido en la zona. Lucas 8:29 explica que a menudo lo habían puesto bajo guardia, pero que rompía sus grilletes y cadenas con tanta frecuencia que la gente lo llevaba al desierto y lo dejaba allí.

Ahora, todos ven a este hombre sentado en su sano juicio, completamente vestido, y tienen miedo. "Miedo" viene de la palabra raíz griega phobeo y significa "estar aterrorizado hasta el punto de salir corriendo". La gente no teme el hecho de que el hombre haya vuelto a ser una persona normal, sino que realmente tienen miedo del asombroso poder que se habría necesitado para poder llegar a liberarlo, tal y como los discípulos temieron a Jesús cuando Jesús calmó la tormenta (Marcos 4:35–41).

El comportamiento del hombre mientras estaba poseído y el comportamiento actual del hombre se podían distinguir claramente. Por otro lado, el comportamiento de la multitud nos puede servir para recordarnos algo: los grilletes humanos, las cadenas y los guardias no pueden contener las fuerzas destructivas que existen dentro de nosotros: nuestra naturaleza pecaminosa nos condena tanto como cualquier posesión demoníaca, y no hay nada en el reino humano que pueda liberarnos de ella. Por lo tanto, solo el poder de Jesús puede corregirnos, traernos de vuelta al camino espiritual correcto y vestirnos de justicia (Isaías 61:10). Ese poder, tan asombroso como es, también es temible, pero podemos confiar en que Aquel que lo ejerce lo utiliza siempre para nuestro bien (Romanos 8:28).
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