¿Qué significa Marcos 5:17?
La gente del pueblo y los granjeros del lado gentil del Mar de Galilea se han apresurado hasta la orilla del mar debido a lo que algunos granjeros de cerdos están diciendo acerca de algunos eventos extraordinarios que acababan de ocurrir. Todos llegan allí y encuentran al presunto hombre que todos pensaban que estaba loco, vestido y en su sano juicio, y una manada de dos mil cerdos que se habían ahogado en el mar. En lugar de asombrarse por la transformación de su compatriota, se dan cuenta de que Jesús es la causa de todas estas cosas y le ruegan que se vaya (Marcos 5:1–16).La palabra "rogar" se toma de la palabra raíz griega parakaleo, que a menudo se usa en los encuentros que las personas tienen con Jesús. El leproso le rogó a Jesús que lo sanara (Marcos 1:40). La legión de demonios le rogó a Jesús que les permitiera entrar en los cerdos y que no les enviara al Abismo (Marcos 5:10–12). Más tarde, el hombre que anteriormente estaba poseído por los demonios le rogará a Jesús quedarse con él (Marcos 5:18), y un líder de la sinagoga le rogará a Jesús que sane a su hija (Marcos 5:23).
Ahora, la gente le ruega a Jesús que se vaya. Esa misma gente había expulsado al hombre poseído de la ciudad, obligándolo a vivir entre las tumbas, pero se sienten más cómodos con el mal que ya conocen que con un poder que no pueden controlar. Esto, de hecho, cambiará muy pronto. En Marcos 7:31–37, Jesús regresa al área de Decápolis, después de haberle dicho al hombre que había sido liberado de los demonios que difundiera las noticias de la gracia de Dios y Su curación por toda el área (Marcos 5:19). En esa ocasión, la gente le rogará a Jesús que los toque y los cure.
Si los demonios se hubieran ido de inmediato sin discutir hacia dónde irían, y si no hubieran entrado en los cerdos y los hubieran impulsado hacia un suicidio masivo (Marcos 5:1–13), el hombre probablemente habría continuado con su vida con mucho agradecimiento, pero probablemente no lo habría celebrado tanto. Aunque la gente le tiene miedo a Jesús, todo lo que presencian parece plantar una semilla en sus corazones, una semilla que se desarrolla lentamente hasta llegar al punto de aceptar a Jesús y luego recibirlo de buena gana. Esta es la gracia preveniente de Dios, que obra en todos nuestros corazones rebeldes antes de que finalmente lo aceptamos.