¿Qué significa Marcos 5:32?

Cuantas más personas sana Jesús, más grandes y peligrosas se vuelven las multitudes cada vez que él se encuentra ante ellas. Incluso cuando Su presencia es solicitada por un respetado líder de la sinagoga, la muchedumbre sigue empujándolo, tratando de tocarlo y sanarse. Una persona ha tenido éxito, pero debido al caos presente, esa persona espera que su acción pase desapercibida. Basándonos únicamente en este versículo, no sabemos si Jesús conoce la identidad de la persona que lo ha tocado gracias a Su identidad como Dios, gracias al Espíritu Santo, o si realmente no lo sabe; pero sí vemos que se detiene para identificar quién lo tocó.

Jairo está desesperado por que Jesús lo siga y sane a su hija. Los discípulos están comenzando a hacerse famosos, y continúan sacando provecho de lo que suponen se convertirá en fama y poder. La multitud exige atención, y Jesús se detiene. Metafóricamente, deja a las noventa y nueve ovejas para encontrar a la que está perdida (Mateo 18:10–14).

La persona que ha tocado a Jesús es una mujer cuya condición la ha dejado en un estado de impureza ritual crónica. Ella es una indigente y está separada de la adoración en el templo de acuerdo con la ley ceremonial. La mujer solo quiere curarse; ella no quiere llamar la atención de Jesús. La mujer no quiere que Jesús sepa que, por su culpa, ahora Jesús también es impuro ceremonialmente hablando.

A Jesús no le importa nada de esto, y quiere encontrar a la persona cuya fe es tan fuerte que le quitó poder sin ser consciente de ello. Jesús es Dios, y ninguna cantidad de impureza humana puede contaminarlo. En unos pocos años, Jesús cargará con el peso de los pecados del mundo sobre sus hombros, convirtiéndose en el pecado mismo, provocando que el Padre le diera la espalda (Marcos 15:34). Por lo tanto, Jesús quiere conocer a la persona por la que ha venido a morir.