Capítulo
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Marcos 6:22

LBLA y cuando la hija misma de Herodías entró y danzó, agradó a Herodes y a los que se sentaban a la mesa con él; y el rey dijo a la muchacha: Pídeme lo que quieras y te lo daré.
NBLA y cuando la hija de Herodías (Salomé) entró y danzó, agradó a Herodes y a los que se sentaban a la mesa con él; y el rey dijo a la muchacha: “Pídeme lo que quieras y te lo daré.”
NVI La hija de Herodías entró en el banquete y bailó, y esto agradó a Herodes y a los invitados. ?Pídeme lo que quieras y te lo daré —le dijo el rey a la muchacha.
RV1960 entrando la hija de Herodías, danzó, y agradó a Herodes y a los que estaban con él a la mesa; y el rey dijo a la muchacha: Pídeme lo que quieras, y yo te lo daré.
JBS y entrando la hija de Herodías, y danzando, y agradando a Herodes y a los que estaban con él a la mesa, el rey dijo a la muchacha: Pídeme lo que quisieres, que yo te lo daré.

¿Qué significa Marcos 6:22?

Herodías se había casado con Felipe I, pero se divorció de él para casarse con el medio hermano de Felipe, Antipas. Presumiblemente, su hija viene de su primer matrimonio. La Biblia no explica qué tipo de baile realiza la niña, pero los estudiosos especulan que Antipas y sus invitados se excitan sexualmente. Ella les muestra a los hombres lo que quieren ver, pero no pueden tener. Ella hace que Antipas quede bien frente a sus nobles y comandantes, y eleva su estatura política, aunque al mismo tiempo hace que su carácter moral decaiga precipitadamente.

Juan el Bautista hace lo contrario. Juan le dice a Antipas lo que no quiere escuchar: que su matrimonio con la esposa de su hermano es inmoral y se define legalmente como un matrimonio incestuoso. Sus acusaciones manchan la reputación de Antipas y amenazan su autoridad política. Juan corre el riesgo de destruir el gobierno de Antipas en un intento por salvar su alma.

Antipas responde de una manera similar a la de muchas personas mundanas y poderosas, y acaba recompensando a la bailarina y asesinando al profeta. Pensándolo bien, el aprecio que Antipas muestra sobre la niña se convierte en la causa directa de la muerte del mismo hombre que podía salvarlo.

Todos somos susceptibles a este tipo de tentación. El mundo ofrece muchas cosas que parecen atractivas. Dios, por otro lado, nos presenta solo las cosas que nos conducen hacia la vida eterna. Cuando rechazamos la oferta de Dios, nos destruimos a nosotros mismos (Romanos 6:23).
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