¿Qué significa Marcos 6:47?

Antes de despedir a los miles de personas que alimentó con cinco hogazas de pan de cebada y dos peces, Jesús envía a los Doce de regreso a través del Mar de Galilea hacia Cafarnaún. Jesús tenía la intención de darles un breve respiro después de Su tiempo de curación, exorcización de demonios y predicación del arrepentimiento. Los cinco mil hombres, más las mujeres y los niños que los siguen, tienen un plan diferente. Después de la comida improvisada, la multitud comienza a decir que Jesús debe ser el rey. Al escuchar esto, Jesús rápidamente envía a los Doce a otro lugar, posiblemente para protegerlos de tales conversaciones.

Jesús pasa la noche en una montaña cercana, orando y comunicándose con Dios, mientras los Doce reman hacia el sur contra fuertes vientos (Marcos 6:48). Si llegaran a Cafarnaún antes que él, podrían quedar atrapados entre las mismas multitudes, por lo que el viento parece estar "protegiéndolos" también, aunque seguramente ellos no lo verían así.

Cualquiera que haya sido cristiano por mucho tiempo sabe que Dios a menudo se toma Su tiempo para santificarnos. De hecho, normalmente aprendemos mucho de los momentos en los que debemos esperar. Nuestra paciencia y nuestra fe crecen cuando las circunstancias nos retan física y espiritualmente. No obstante, es posible que Dios nos esté protegiendo de algo a través del hecho de hacernos esperar. Los jóvenes creyentes generalmente no deben obtener posiciones de liderazgo. Los cristianos que no se han sumergido en la Biblia por mucho tiempo no deben estudiar otras religiones o argumentos anticristianos; las personas que han aprendido únicamente lo básico sobre el cristianismo, no deben enseñarles a otros.

Cuando nos enfrentamos a algo difícil, ya sea en la vida o en el ministerio, puede ser algo que necesite nuestra oración para que se vaya, o puede ser la forma en la que Dios nos está diciendo que aún no estamos listos para pasar a través del "muro", o saltarlo. Es posible que nos falte capacitación o madurez espiritual, o que no estemos preparados para los peligros y las tentaciones que nos esperan al otro lado de ese muro. Al final, llegamos a la conclusión de que necesitamos la gracia de Dios en forma de "leche", para más tarde poder alimentarnos con comida más sólida (1 Corintios 3:2).