¿Qué significa Marcos 7:18?
Santiago 1:5 dice: "si alguno de ustedes requiere de sabiduría, pídasela a Dios, y él se la dará, pues Dios se la da a todos en abundancia y sin hacer ningún reproche". Jesús ha hecho una declaración desconcertante sobre lo que hace que una persona sea limpia o impura, y los discípulos naturalmente piden una explicación. El problema es que el malentendido de los discípulos no se debe a que carecen de sabiduría, sino porque se han aferrado tan tercamente a sus propias percepciones de quién es Jesús que no entienden lo que él está diciendo.La expresión "no entender" proviene de la palabra raíz griega asynetos que significa "sin sentido o poco inteligente". Jesús no les pregunta a los discípulos si tienen dificultades para entrelazar todos los hilos de una nueva teología complicada. él les está preguntando, de manera deliberadamente impactante, "¿son estúpidos?"
Esto no se refiere a la dificultad que viene provocada por una discapacidad de aprendizaje o la confusión de alguien que se enfrenta a un tema difícil, sino que se refiere a las personas que han endurecido sus corazones en contra de la verdad, y su manera de pensar carece de sentido (Marcos 6:52; 8:17–21). Jesús está frustrado porque por mucho que a los discípulos les encanta escucharlo enseñar, e incluso obedecer Sus órdenes, no entienden lo que está diciendo si él contradijera sus ideas preconcebidas. La Ley no nos proporciona una manera de salvarnos a nosotros mismos, sino que expone el hecho de que no podemos salvarnos a nosotros mismos. Añadir reglas a la Ley, tal y como lo hacen los escribas y fariseos, no solo evita nuestra salvación, sino que le quita autoridad a la Ley.
Dios les dio las leyes alimentarias a los israelitas como una señal de que ellos debía separarse de las naciones paganas que se situaban a su alrededor. A la comida no judía se le consideraba comida impura, pero a quienes se la comían no se les consideraba personas impuras. Las personas se consideraban impuras debido a lo que tocaban o con lo que se asociaban (Levítico 5:3) o lo que salía de sus cuerpos (Levítico 13:3; 15:18), no lo que entraba en sus cuerpos. De hecho, el Antiguo Testamento ni siquiera ofrece un castigo por comer alimentos impuros.