¿Qué significa Marcos 8:34?
En Marcos 8:33, Jesús se enfrenta a un "eco" de la tercera tentación de Satanás en el desierto (Mateo 4:8–10): tomar un camino más fácil que parece llevarnos hacia la salvación pero que finalmente nos conduce hacia el infierno, aunque a través de un camino más agradable. Jesús enseña que nos enfrentaremos a la misma tentación. Parte de la audiencia de Marcos, que viven bajo la persecución de Roma, acaban siendo crucificados literalmente debido a su fe, incluido Pedro, la posible fuente de información para el evangelio de Marcos. Todos nosotros, sin embargo, debemos rechazar la vida más fácil que resulta de una fe superficial y agradable hacia la cultura, o una "creencia fácil", egoísta, y carnal. En cambio, debemos entregarnos a Jesús completamente. Si no estamos dispuestos a negarnos a nosotros mismos y a seguir a Cristo con nuestras acciones y cómo respondemos a nuestras emociones, entonces no estamos realmente "siguiéndolo" en absoluto."Negarse" proviene de la palabra raíz griega aparneomai y significa "insistir en que no está asociado con alguien". Negarse a sí mismo significa olvidarnos de nuestros propios intereses; no significa abandonar las comodidades del mundo como lo haría un monje, o controlar estrictamente nuestras acciones a través de disciplinas espirituales, sino rechazar los derechos y privilegios que se interpongan en el camino que seguimos hacia y para el reino de Dios. Las cosas que tendremos que negar, dependen exclusivamente de nuestra situación en particular.
Estas cosas podrían ser la comodidad, responsabilidades mundanas o incluso la conexión con nuestra familia o nuestro pasado (Lucas 9:57–62). Tomar nuestra cruz no significa aceptar una carga específica de Dios, sino que es similar a "negarse a uno mismo". Si aprendemos a sacrificarnos por Dios, no nos preocuparemos por sacrificar nuestras cosas, y finalmente le perteneceremos a Dios, y no a nuestras cosas, posiciones, reputación o comodidades.
Esta es la primera mención de una multitud aquí, pero el hecho de que Jesús llama a la multitud antes de que comience a hablar es significativo. Esto quiere decir que Jesús se dirige a todos los creyentes en lo que se refiere a negarse a uno mismo y a llevar nuestra cruz, no solo a los líderes cristianos. Algunos son llamados a seguir una vida de ministerio. Algunos son llamados a sacrificar sus vidas por el reino de Dios. No obstante, todos estamos llamados a renunciar a nuestras vidas mundanas y entregarnos a Cristo completamente.