Capítulo
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Marcos 9:39

LBLA Pero Jesús dijo: No se lo impidáis, porque no hay nadie que haga un milagro en mi nombre, y que pueda enseguida hablar mal de mí.
NBLA Pero Jesús dijo: “No se lo impidan, porque no hay nadie que haga un milagro en Mi nombre, y que pueda enseguida hablar mal de Mí.
NVI ?No se lo impidan —replicó Jesús—. Nadie que haga un milagro en mi nombre puede a la vez hablar mal de mí.
RV1960 Pero Jesús dijo: No se lo prohibáis; porque ninguno hay que haga milagro en mi nombre, que luego pueda decir mal de mí.
JBS Y Jesús dijo: No se lo prohibáis; porque ninguno hay que haga milagro en mi nombre, que luego pueda decir mal de mí.

¿Qué significa Marcos 9:39?

Hay personas en el mundo que admiran a Jesús y lo consideran un buen hombre y un maestro sabio, incluso pueden tratar de vivir sus vidas de acuerdo con las cosas que les ha enseñado. Desafortunadamente, es cierto que incluso esas personas, si no reconocen su pecado y no le permiten a Jesús pagar el precio de ese pecado en su nombre, no se acaban salvando. Sin embargo, Jesús dice que no los desanimemos, sino que los dejemos tener la oportunidad de que Jesús siga siendo su fuente de inspiración. Ciertamente, debemos enseñarles la verdad sobre la salvación, pero no debemos minimizar sus buenas obras (Hechos 18:24–28). Las obras no "cuentan" para la salvación, pero cualquier esfuerzo que honre y obedezca a Dios para hacer el bien en el nombre de Jesús acaba glorificándolo.

Tanto Moisés como Pablo llegaron a entender esto. Cuando Josué le suplicó a Moisés que controlara a un grupo de profetas no regulados, Moisés le dijo a Josué que no tenía celos por otros hombres a quienes el Espíritu Santo mismo había autorizado (Números 11:26–29). Pablo fue aún más lejos, validando el ministerio de predicadores que enseñaban acerca de Cristo por envidia y rivalidad. Pablo tenía más preocupación por la difusión del evangelio que por su propia reputación (Filipenses 1:12–18).

Las Escrituras nos explicarán que no todos los que expulsan demonios en Su nombre son salvos; otra señal es hacer la voluntad de Dios (Mateo 7:21–23). A veces los demonios no responden, ni siquiera ante el nombre de Jesús (Hechos 19:13–16); y a veces, incluso aquellos que siguen a Cristo exteriormente no tienen la fe para expulsar demonios en Su nombre (Mateo 17:14–20). Otras veces, es posible que la presencia de un mero símbolo o señal pueda hacer que los demonios se vayan (Hechos 19:11–12). El poder de exorcizar demonios proviene exclusivamente de Dios y ocurre solo cuando él lo decide y únicamente a través de Su voluntad. Si alguien expulsa a un demonio, está haciendo la obra de Dios, pero eso no significa necesariamente que esa persona forma parte de Su Reino.
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