¿Qué significa Marcos 9:6?
En realidad, no está claro cómo Pedro, Jacobo y Juan saben que los visitantes de Jesús son Moisés y Elías, pero en la Biblia, el terror es una reacción muy común al ver a personas que han venido desde el cielo. La bruja de Endor gritó cuando su nigromancia tuvo éxito y Samuel se le apareció (1 Samuel 28:12). Las personas que vieron a ángeles reaccionaban siempre con miedo (Números 22:31; Daniel 10:8–9; Mateo 28:1–4; Lucas 1:11–12; 2:9); y la confrontación de Jesús con Pablo se caracterizó por una luz tan brillante que sus compañeros de viaje se quedaron sin palabras y Pablo estuvo ciego durante tres días (Hechos 9:1–9).Este momento de terror podría ser una de las reacciones más apropiadas que cualquiera de los discípulos haya tenido hacia Jesús antes de Pentecostés (Hechos 2:1–13). A pesar de los momentos ocasionales en los que llegaron a sentir una incomodidad temerosa (Marcos 6:50; 9:32), los discípulos parecen dar por sentada la identidad de Jesús, aunque no comprenden en absoluto Su deidad. Los discípulos continúan queriendo compartir el poder y la autoridad de Jesús mientras discuten sobre quién es el más importante del grupo (Marcos 9:33–37), rechazan a un extraño que confía en la autoridad de Jesús (Marcos 9:38–41), tratan de manejar la "marca" de Jesús manteniendo a los niños alejados de él (Marcos 10:13–16), y nuevamente anticipan Su gloria venidera mientras ignoran el sacrificio que se requiere para formar parte de ella (Marcos 10:35–40).
Jesús, por otro lado, enfatiza las pruebas y sacrificios a los que deben enfrentarse, e insiste en que el liderazgo en Su reino es uno en el que se valora el hecho de servir a los demás como la característica más importante (Marcos 9:35; 10:42–45). La gloria de Elías y Moisés, la cual asusta a Pedro, Jacobo y Juan, es la naturaleza oculta de la deidad que Jesús dejó a un lado para poder salvar al mundo. La única razón por la que los discípulos pueden incluso viajar con Jesús es porque él, "…siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, sino que se despojó a sí mismo y tomó forma de siervo, y se hizo semejante a los hombres" (Filipenses 2:6–7).
En cuestión de días, el temor santo que Pedro, Jacobo y Juan le tienen a Dios se disipará y será reemplazado por el orgullo (Marcos 9:33–37; 10:38–41) y luego los miedos típicos de los hombres (Juan 18:15–17; 20:19).