Capítulo
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Marcos 9:7

LBLA Entonces se formó una nube, cubriéndolos, y una voz salió de la nube: Este es mi Hijo amado; a El oíd.
NBLA Entonces se formó una nube que los cubrió, y una voz salió de la nube: “Este es Mi Hijo amado; oigan a El.”
NVI Entonces apareció una nube que los envolvió, de la cual salió una voz que dijo: «Este es mi Hijo amado. ¡Escúchenlo!»
RV1960 Entonces vino una nube que les hizo sombra, y desde la nube una voz que decía: Éste es mi Hijo amado; a él oíd.
JBS Y vino una nube que les hizo sombra, y una voz de la nube, que decía: Este es mi Hijo amado: A EL OID.

¿Qué significa Marcos 9:7?

En el Antiguo Testamento, Dios a menudo usaba una nube cuando aparecía ante Su pueblo, especialmente la nube que condujo a los israelitas a través del desierto (éxodo 13:21–22), pero también cuando se encontró con Moisés en el monte Sinaí (éxodo 24:15–18). Los eruditos judíos llaman a esto la gloria de Dios shekinah. "Shekinah" proviene del hebreo que significa "él hizo morar", y la gloria Shekinah es la manifestación de Dios que podemos ver cuando él está con nosotros. Cuando se enfrentan a esta imagen de gloria y la voz de Dios, Pedro, Jacobo y Juan se caen de bruces al suelo hasta que Jesús se acerca a ellos, los toca y les dice: "Levántense; no tengan miedo" (Mateo 17:6–7).

Esta es la segunda vez que Dios afirma a Su Hijo. Después de que Juan el Bautista bautizara a Jesús "…salió del agua. Entonces los cielos se abrieron y él vio al Espíritu de Dios, que descendía como paloma y se posaba sobre él. Desde los cielos se oyó entonces una voz, que decía: «éste es mi Hijo amado, en quien me complazco" (Mateo 3:16–17).

En el Antiguo Testamento, el título genérico "hijo de Dios" se refiere tanto a ángeles como demonios (Job 1:6), gigantes (Génesis 6:2–4) y reyes terrenales (2 Samuel 7:14). Entonces, aunque el título también se usa para nombrar al Mesías (Salmo 80:15), ese uso no es exclusivo. El concepto de que Dios tendría un Hijo físico es algo totalmente ajeno al judaísmo, y no es algo que Pedro, Jacobo y Juan hubieran entendido de inmediato. A lo sumo, creerían que Dios estaba validando a Su Mesías, o por lo menos que Jesús era un hombre bueno y moral.

Las palabras que Dios dice "escúchenlo" explican algo sobre el hecho de que Moisés estuviera presente. En Deuteronomio 18:15, Moisés les promete a los israelitas que "el Señor tu Dios hará que surja en medio de ti, de entre tus hermanos, un profeta como yo. A él deberán escuchar". Pedro acaba afirmando que Jesús es este profeta (Hechos 3:22– 23).

A menudo, los no creyentes dicen que ellos aceptarían a Cristo o creerían en Dios si se les mostrara una prueba incontrovertible que demostrara Su existencia, como por ejemplo escuchar a Dios hablándoles directamente. Aquí vemos nuevamente evidencia que demuestra que los seres humanos no somos tan estrictos con nuestras palabras como deberíamos serlo. Pedro, Jacobo y Juan han viajado con Jesús durante meses; han visto cómo Su poder ha calmado tormentas, ha curado enfermedades y ha exorcizado demonios. Ahora, los discípulos escuchan la propia voz de Dios validando a Jesús y Su mensaje. No obstante, todavía no pueden aceptar las claras enseñanzas de Jesús acerca de lo que el Mesías había venido a hacer en la tierra (Marcos 9:32).
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