¿Qué significa Mateo 10:38?
¿Quién es digno de seguir a Jesús? Él mismo les ha dejado claro a Sus discípulos que quiere que lo amen por encima de todas las demás personas, incluidos los padres y los hijos (Mateo 10:37). Solo Dios podría pedirnos que hiciéramos tal cosa. Amar a Dios es el mandamiento más importante. Aquellos que se niegan a elegir a Jesús primero no son dignos de ser Sus discípulos porque desobedecen el mandamiento de Dios de amarlo con todo lo que tienen.Ahora Jesús profundiza en la importancia de esta enseñanza. La mayoría de las personas que vivían en el Imperio Romano en ese momento habrían tenido una imagen bastante vívida de los criminales condenados que llevaban la viga de su propia cruz hacia el lugar de su ejecución. Los romanos obligaban a los prisioneros a hacer esto como una especie de confesión. Al participar en su propia ejecución, admitían, o al menos se sometían a la afirmación del gobierno romano de que merecían ser ejecutados. Cristo dijo esto antes de Su propia muerte en la cruz. ¿Qué podría querer decir Jesús cuando dijo que aquellos que no toman su cruz y lo siguen no son dignos de Él?
Jesús les dijo a los que lo seguían que también debían participar en la muerte. Lo que esto quiere decir, en el contexto de Sus otras enseñanzas, es que un creyente debe "dejarse morir" y estar dispuesto a dejar de lado sus propias planes y sueños personales y formas de vida. De este modo, deben someterse voluntariamente a recorrer el camino difícil de Cristo hasta el final de sus vidas. Nadie puede considerarse un seguidor de Jesús y, al mismo tiempo, seguir su propio camino, hacer las cosas a su manera, e ignorar la vida de justicia que Dios quiere que esa persona viva. Los que no "se dejan morir" y viven por y para Jesús no son dignos de seguirlo.
Dese cuenta de que este tema de la dignidad a la hora de vivir como un discípulo de Jesús es algo que se basa en nuestras propias elecciones. Es decir, todo el mundo debe elegir amar a Jesús más que a los demás, o no hacerlo; todo el mundo debe elegir dejarse morir y vivir solo por y para Él, o no hacerlo. Elegir el "no" ante estas opciones nos vuelve indignos y entonces no podremos seguirlo. Jesús no nos declara indignos por seguirlo de una manera incorrecta; los que "no quieren", los que se niegan, se vuelven indignos ellos mismos a través de la falta de compromiso que le muestran a Cristo.