¿Qué significa Mateo 11:26?
Mientras hablaba con las multitudes que lo rodeaban, Jesús se volvió para hablar con Dios Padre en el cielo en una oración de agradecimiento. Jesús le dio las gracias a Dios por haberles ocultado la verdad sobre Su papel como el Mesías y el reino venidero a aquellos que eran sabios y entendidos de acuerdo con los estándares del mundo. Le dio gracias al Padre por haberles revelado esas verdades a los niños pequeños; en este contexto, Jesús se refirió a aquellos que eran rechazados por el mundo o que lo aceptaban con confianza sin tener ningún motivo oculto (Mateo 18: 1–5).Esto nos podría plantear una pregunta natural y muy humana: ¿es eso justo? Quizás podríamos reaccionar negativamente ante esta idea. ¿Por qué les escondería Dios algo tan esencial a algunas personas?
Primero, tenga en cuenta que esta Escritura no especifica si Dios había tomado medidas adicionales, o había provocado que las cosas fueran más difíciles de lo que deberían ser, o si estaba "ocultándoles" cosas en el sentido de que no quería sobrepasar la arrogancia y la ignorancia de las personas. Anteriormente, Jesús criticó la actitud que tenían algunas personas, quienes tenían la costumbre de exigir lo contrario de los que se les ofrecía (Mateo 11:16–19).
En segundo lugar, las Escrituras nos dan ejemplos en los que Dios les permite a las personas tomar sus propias decisiones y luego, en base a esas decisiones, Dios intensifica su terquedad para darle a esa persona y a muchas otras un ejemplo. El faraón que inicialmente se negó a permitir que Israel saliera de Egipto (Éxodo 7:22; 8:15, 32) luego fue castigado y Dios le endureció el corazón (Éxodo 9:12; 10:20; 14:8).
En cualquier caso, el hecho de ser "justo" no es el problema. Un factor importante aquí es la humildad. Aquellos que rechazan la evidencia que Dios nos da no están siendo sinceros (Romanos 1:18–20). Los niños expresan un tipo de confianza que se basa en lo que ven y se les dice. Los adultos, en cambio, tienen el hábito de manipular sus propios pensamientos para así proteger sus propias preferencias.
También es importante darse cuenta de que la voluntad de Dios es la "misericordia", según Jesús. Dado que todas las personas son pecadoras (Romanos 3:10), nadie se merece la bondad de Dios. Por lo tanto, el hecho de que Él decida revelarse a cualquier persona es un acto de gracia de por sí. El hecho de que algunos fueran testigos de Su poder, tal y como lo hicieron muchos en Israel, y aún así se negaran a creer, se puede considerar como un acto de arrogancia insensata.
