¿Qué significa Mateo 12:39?
Algunos escribas y fariseos le han pedido a Jesús que haga una señal. Presuntamente, querían verlo hacer algún milagro específico diferente de los que ya había hecho para convencerlos de que Él era el Mesías. Jesús los rechazó instantánea y rotundamente.La razón de este rechazo es que Cristo ya había realizado innumerables milagros frente a estos escépticos, y ellos optaron por rechazar la enorme evidencia que tenían delante (Juan 5:39–40), sin importar lo ridícula que fuera esa excusa (Mateo 12:22–24). Basándonos en cómo respondieron ante esas demostraciones de poder de Dios, ¿para qué haría Jesús algo más (Mateo 7:6)? En cambio, Jesús dice que son una generación mala y adúltera.
Pedir "aún más" señales de Dios, aunque Él les hubiera mostrado tanto, era evidencia de su obstinada incredulidad y dureza de corazón (Romanos 1:18–20; Salmo 19:1). Dios no nos ofrece señales cuando se las pedimos, sino solo a través de Su gracia y a Su debido tiempo. Además, lo que Él nos da es más que suficiente. Decir algo así como "si Dios hiciera exactamente esto, entonces yo creería" no es más que una excusa y no es verdad.
Jesús no solo condena a los fariseos, sino que también condena a la cultura de su época. En general, el pueblo de Israel, tanto en esa época como en la actualidad, ha rechazado a Jesús y no creen que Él es el Mesías. Él llamó a la nación que lo rodeaba "adúltera", usando la metáfora del Antiguo Testamento para indicar la infidelidad espiritual que el pueblo judío también le mostró a Dios. Dado que Jesús es el Hijo de Dios, el verdadero Mesías, rechazarlo es similar a rechazar a nuestra propio/a esposo/a para irse con otro/a (Juan 3:36; Ezequiel 16:32).
A las personas que son tan duras de corazón, Jesús les dice que no se les dará ninguna señal. La única señal que se les mostrará a estas personas escépticas, es decir, específicamente a los de la era de Jesús, iba a ser la señal del profeta Jonás. Cuando leyeron Sus palabras después de Su resurrección de entre los muertos (Juan 2:18–22), pudieron entender el significado de todo esto. La inminente resurrección de Cristo era la señal que esta generación de israelitas debería tomar en cuenta como evidencia de que Jesús era y es verdaderamente el Hijo de Dios.