¿Qué significa Mateo 12:42?
Jesús ha dicho que su generación de israelitas era mala y espiritualmente adúltera, ya que no se habían arrepentido a pesar de Su predicación sobre el reino de los cielos y a pesar de todas las demostraciones de poder que habían visto venir de Él. Algunos creyeron que Él era el Mesías y se arrepintieron para estar preparados para la venida de Su reino; la mayoría de los israelitas, sin embargo, no creyeron, ni tampoco pusieron su fe en Él (Mateo 12:38–41).Jesús se ha negado a darles una señal milagrosa para así probarse a sí mismo. Sin embargo, sí que ha predicho un evento sobrenatural que tenían que reconocer cuando sucediera. Así como Jonás estuvo en el vientre de la criatura marina durante tres días (Jonás 1:15–17; 2:10), Cristo, el Hijo del Hombre, estaría en el corazón de la Tierra durante tres días. En ese momento, Jesús no les dio más detalles al respecto, pero sí sabemos que estaba describiendo Su propia muerte y resurrección (Juan 2:19–22).
Parte de la crítica que Jesús lanzó contra los israelitas que estaban presentes es que incluso las naciones paganas y malvadas como Nínive estuvieron dispuestas a arrepentirse cuando escucharon el mensaje de Dios. Incluso el rey de esa ciudad malvada se arrepintió cuando Jonás finalmente fue a predicar allí acerca del juicio de Dios. Jesús les dio a entender que cuando todos los hombres fueran juzgados eternamente durante los últimos tiempos, la gente de Nínive tendría todo el derecho a condenar a esa generación de israelitas por su incredulidad y falta de arrepentimiento.
La reina del Sur era la Reina de Saba, quien oyó hablar acerca de la sabiduría de Salomón y el esplendor de Israel bajo su gobierno, y viajó grandes distancias para verlo con sus propios ojos (1 Reyes 10:1–29). Jesús ahora dice que algo más grande que Salomón estaba aquí, refiriéndose a Él mismo como el Mesías. La reina de Saba viajó hasta Israel para escuchar a Salomón. En cambio, esta generación de israelitas ni siquiera iba a recibir al Mesías—quien era mucho más importante que cualquier otro rey—cuando apareció en persona y realizó milagros justo en frente de ellos (Mateo 12:9–13; 22).
Jesús ahora se ha declarado más grande que el mismo templo (Mateo 12:6), más grande que el profeta Jonás (Mateo 12:41) y más grande que el rey Salomón. Sus palabras y hechos demostraron que esto era cierto, al igual que las profecías de las Escrituras (Juan 5:39–40). Aun así, los israelitas de Su época no lo creyeron.
