¿Qué significa Mateo 13:44?
Jesús está usando parábolas para describir el reino de los cielos. Esta vez, está comparando el reino de los cielos con un tesoro escondido en un campo. El hombre que encuentra el tesoro no decide quedárselo, sino que lo deja allí, vende todo lo que tiene y compra el campo entero para conseguir el tesoro que contiene.En esa época era común esconder dinero u otras pertenencias en el suelo. Los bancos, tal y como pensamos en ellos en el mundo moderno, simplemente no existían. La pobreza y la agitación política provocaban que todos fueran vulnerables a que les robaran sus posesiones y los que estaban en el poder se apropiaban de lo poco que tenían. Por lo tanto, tenía más sentido quedarse con todo el campo, porque el dueño anterior no le había dicho a nadie que había un tesoro allí. Jesús está usando esta idea para describir el reino de los cielos.
Por derecho, un tesoro que se descubre accidentalmente le pertenece al dueño de esa tierra. Las leyes y las costumbres locales parecen sugerirnos que mientras ese tesoro permaneciera enterrado, se consideraría como parte del campo en sí. Si se sacaba de la tierra, entonces llegaba a ser propiedad de quien comprara o poseyera la tierra. En otras palabras, llevarse el tesoro sin más se consideraría como un robo. Sin embargo, si el dueño del campo vendiera la tierra, también vendería cualquier objeto de valor que estuviera enterrado allí. El nuevo propietario era legalmente libre de desenterrar y llevarse ese tesoro. No obstante, la idea aquí no trata de comunicarnos algo que estuviera haciendo referencia a la propiedad, sino que el mensaje de Cristo es que vale la pena aceptar el reino de los cielos y dejar todo lo que una persona posee para así poder a formar parte del reino.
Este es un principio difícil de aceptar para la humanidad. En el capítulo 19 de Mateo, Jesús le dirá a un joven rico que venda todo lo que posee y lo siga (Mateo 19:21). Jesús le hizo ese comentario específicamente a esa persona, para demostrar que en realidad no estaba dispuesto a seguir a Jesús si eso conllevaba el hecho de perder sus riquezas (Mateo 19:22). Por eso, Jesús dice que los ricos difícilmente entrarán en el reino de los cielos (Mateo 19:23). La riqueza mundana nos hace sentir seguros, a pesar de que no tiene valor eterno; es fácil volverse adicto a las comodidades del mundo y olvidarse de mirar las cosas desde una perspectiva eterna.
Algunos comentaristas leen esta parábola de manera diferente, y consideran que el tesoro es el pueblo de Israel y Jesús es el hombre que sacrificó todo lo que poseía—las riquezas del cielo, Su vida—para así poder comprar el campo con el objetivo de redimirlos a todos. Sin embargo, esto parece añadir información a la parábola que no parece estar ahí. El hombre de la parábola está haciendo algo para ganarse algo más valioso que lo que estaba sacrificando. Las Escrituras en otros lugares nos dejan claro que Dios no eligió a Israel por el hecho de tener algún valor intrínseco especial (Deuteronomio 9: 4–6).
La idea general de la parábola es que cualquier sacrificio vale la pena si el objetivo es llegar a pertenecer al reino de los cielos. Ese tema aparece en la siguiente parábola, ya que Jesús junta el significado de las dos parábolas para comunicar Su idea.