¿Qué significa Mateo 16:22?
La declaración anterior de Pedro (Mateo 16:16) nos mostró que Él sabía exactamente quién era Jesús: el Cristo, el Hijo del Dios viviente. Sin embargo, Pedro parece desconocer cuál sería la misión y el propósito de Jesús en la Tierra. Al igual que muchos en Israel, Pedro tenía expectativas específicas de lo que se suponía que debía hacer el Mesías. La mayoría de esas opiniones se centraban en la restauración de Israel, lo que provocó que muchos creyeran que el Mesías Prometido iba a ser un rey guerrero similar a David. La idea de que el Mesías sería asesinado por Sus enemigos contradecía completamente lo que sus tradiciones y suposiciones se habían imaginado.Gracias a ese malentendido, y a su orgullo propio, Pedro intentó corregir a su maestro. Después de todo, Jesús había elogiado a Pedro con entusiasmo por haber entendido quién era. Incluso le había dado a Pedro las llaves del reino de los cielos (Mateo 16:19). Pedro parece estar asegurándole a Jesús que Sus discípulos estaban preparados para cualquier desafío, incluso para defenderlo. Entonces, Pedro le dijo a Jesús valientemente: "¡Que esto jamás te suceda!" Tal y como nos sucede a tantos de nosotros, aún en la actualidad, la convicción de Pedro de que Jesús era el Hijo de Dios no le impidió intentar "corregir" de alguna forma los planes de Dios.
La raíz griega del término que se usa aquí es epitimaō, que se traduce "reprensión", lo cual conlleva un sentido de reprimenda o severidad. Reprender a alguien no es necesariamente hablarle a esa persona con ira y, a veces, es completamente apropiado (1 Timoteo 5:20; Tito 1:13). Aun así, Pedro no estaba simplemente corrigiendo a Jesús, sino que lo estaba regañando. Eso podría explicar en parte la respuesta tan tajante que Jesús le dio en el siguiente versículo (Mateo 16:23).