¿Qué significa Mateo 17:20?
Los nueve discípulos que se quedaron esperando al pie de la montaña cuando Jesús se llevó a Pedro, Jacobo y Juan a la montaña (Mateo 17:1) no pudieron expulsar a un demonio de un niño, el cual le estaba haciendo sufrir mucho. Su fracaso público provocó tanto una discusión con algunos de los escribas judíos, como la exasperación de Jesús, quien llegó a referirse a esa generación como una generación "incrédula y perversa" (Mateo 17: 14–17).Jesús sanó al niño, pero los discípulos realmente querían entender lo que había salido mal (Mateo 17:18–19). Los discípulos le preguntaron en privado, lejos de la multitud, la razón por la que no pudieron expulsar al demonio. Jesús les respondió directamente, pero con relativa amabilidad durante este versículo. En el corazón de su fracaso residía el hecho de que tenían "poca fe", o no confiaban en el poder que Jesús les había otorgado previamente (Mateo 10:8); quizás no creían que tal poder pudiera ejercerse a través de ellos, o incluso consideraron este caso específico como un caso difícil de responder. El hecho de que pudieran realizar milagros usando el poder de Cristo es asombroso. Jesús les revela aquí que la clave de ese poder era la fe que se tiene Él.
Parte de la lección aquí trata de enseñarnos la importancia de tener una fe genuina. Mientras les recordaba esto, Cristo mencionó una vez más la diminuta semilla de la mostaza como una metáfora para representar un tipo de fe viva y activa (Mateo 13:31–32). Incluso con esa "poca" cantidad de fe, dice Jesús, podrían decirle a una montaña que se moviera y lo haría. Incluso con una pizca de fe en Su poder y autoridad, nada les parecería imposible.
Esta fue una lección importante y poderosa para los discípulos. Estos hombres eventualmente llegarán a realizar milagros imposibles mientras representaban a Jesús en la Tierra durante el resto de sus vidas. El poder para hacerlo no vino de ellos en absoluto, sino que vino gracias a que Jesús les dio la autoridad de hacerlo.