¿Qué significa Mateo 17:26?
La ley de Moisés requiere que todo varón judío de 20 años o más, contribuya con dos dracmas, o medio siclo, como una ofrenda para el templo cada año (Éxodo 30:13–16). Los cobradores de este impuesto se acercaron para preguntar si Jesús iba a pagar este impuesto del templo. Pedro les dijo sí, pero ahora Jesús le ha hecho una pregunta a Pedro al respecto: ¿de quiénes cobran los tributos o los impuestos los reyes? ¿De sus hijos, o de los extraños? (Mateo 17:24–25)Pedro da una respuesta obvia en este versículo. El rey no recauda impuestos de sus hijos; sino que los recoge de los demás, de la gente. Ahora Jesús dice que los hijos son exentos de pagarlos. Lo que Jesús quería comunicar está muy claro. El impuesto del templo de dos dracmas se le entregaba a Dios, quien es el rey de todo lo que existe. Jesús es el Hijo de Dios. Debido a que Jesús es el Hijo de Dios, y Dios es el Creador y Sustentador del universo, Jesús entonces no debería pagar este impuesto.
Sin embargo, Jesús no utilizará este argumento para no pagar el impuesto, sino que parece más interesado en aprovechar la oportunidad para ayudarle a Pedro a entender, una vez más, lo que significa exactamente que Jesús fuera el Hijo del Dios viviente. De hecho, no era solo un título, sino una realidad importante para todos los que lo siguen y el mundo entero. Sin embargo, para evitar ofenderles o darles a los líderes religiosos una razón por la que pudieran reprocharlo, Jesús pagó el impuesto, aunque lo hizo de una manera sorprendente.
A lo largo de los años, los eruditos y comentaristas han intentado usar este pasaje para responder a la pregunta de si los cristianos deben pagar los impuestos que los gobiernos exigen que paguemos. El impuesto del que se trata aquí, sin embargo, es un impuesto religioso que Dios instituyó para el pueblo de Israel, y no parece referirse al tema de los creyentes que pagan impuestos gubernamentales de una forma u otra. Este tema se presenta de manera más clara en Mateo 22:15–22.