¿Qué significa Mateo 18:18?
Los versículos anteriores nos describen el proceso que deben seguir los cristianos cuando tratan con un creyente que se niegue a arrepentirse de cualquier pecado que esté cometiendo. Ese proceso se termina, como último recurso, expulsando a la persona de la comunidad y tratándola como si fuera un extraño (Mateo 18:15–17).Ahora Jesús añade más información sobre lo que le dijo a Pedro anteriormente en Mateo. Después de la declaración de Pedro de que Jesús era el Mesías e Hijo de Dios, Jesús dijo: "a ti te daré las llaves del reino de los cielos. Todo lo que ates en la tierra será atado en los cielos, y todo lo que desates en la tierra será desatado en los cielos" (Mateo 16:19).
En este contexto, Jesús parece estar diciéndoles a los discípulos que en el cielo se confirmarán sus decisiones de incluir o expulsar personas de la comunidad de creyentes. Es importante darse cuenta de que esto es un privilegio y un poder que solo se les dio a los doce discípulos quienes más tarde se convirtieron en los doce apóstoles cuando vino el Espíritu Santo y nació la iglesia. Por ahora, Jesús les hace esta promesa a ellos y no a los demás. Los doce cumplirán un papel único y especial en la historia del pueblo de Dios y de la iglesia que los diferenciará de la mayoría de los demás creyentes.
Mateo 18:15–20 describe el proceso que Jesús les ofrece a los discípulos para tratar los conflictos relacionados con el pecado entre un grupo de creyentes. El primer paso es que el agraviado vaya y hable en privado con el que ha pecado con la esperanza de restaurar la relación. Si la persona pecadora se niega a arrepentirse, la misma persona agraviada debe regresar con una o dos personas más y luego llevar el asunto a la iglesia o a la asamblea. Si el arrepentimiento sigue sin ocurrir, esa persona debe ser tratada como a un extraño. Este es tambiÉn el proceso que se espera que sigan los cristianos en casos de desacuerdos u otros argumentos: primero individualmente, despuÉs con un grupo pequeño en privado, y luego en público.
En este capítulo, Jesús usa dos preguntas de los discípulos para enseñarles algunas lecciones importantes. El "mayor" en el reino es el que se humilla tanto como un niño. Ser tentado es algo inevitable en nuestra vida terrenal, pero vale la pena llegar a los extremos para no caer en el pecado. Aun así, los que se caen no deben ser odiados ni despreciados. Dios Padre los valora mucho y no quiere que ninguno de ellos perezca. De hecho, Jesús establece un proceso claro y cuidadoso para ayudarnos a enfrentarnos al pecado en los demás antes de que debamos alejarlos de la comunidad. Cristo tambiÉn responde a la pregunta de Pedro sobre el perdón con una parábola. Esa historia representa tanto la asombrosa naturaleza del perdón de Dios como la forma en que debemos responder nosotros siendo cristianos.