Capítulo
Verso

Mateo 18:28

LBLA Pero al salir aquel siervo, encontró a uno de sus consiervos que le debía cien denarios, y echándole mano, lo ahogaba, diciendo: “Paga lo que debes.”
NBLA Pero al salir aquel siervo, encontró a uno de sus consiervos que le debía 100 denarios (salario de 100 días), y echándole mano, lo ahogaba, diciendo: ‘Paga lo que debes.’
NVI »Al salir, aquel siervo se encontró con uno de sus compañeros que le debía cien monedas de plata. Lo agarró por el cuello y comenzó a estrangularlo. “¡Págame lo que me debes!”, le exigió.
RV1960 Pero saliendo aquel siervo, halló a uno de sus consiervos, que le debía cien denarios; y asiendo de él, le ahogaba, diciendo: Págame lo que me debes.
JBS Y saliendo aquel siervo, halló a uno de sus consiervos, que le debía cien denarios; y asiendo de él, le ahogaba, diciendo: Págame lo que me debes.

¿Qué significa Mateo 18:28?

Las personas que estaban escuchando la parábola de Jesús probablemente respiraron aliviados al escuchar que el rey le había perdonado la deuda a su sirviente, una deuda impresionante. El rey iba a ejercer su derecho de vender al hombre y a su familia como esclavos para pagar la deuda, pero el sirviente le pidió tiempo para pagar la deuda, algo que claramente nunca podría hacer ya que era una cantidad tan grande. Finalmente, el rey le perdonó amablemente al hombre la deuda (Mateo 18: 23–27).

El hombre estaba libre, todo quedó en una historia con un final feliz. Para aquellos que tienen oídos para oír (Marcos 4:9), esta parte de la historia nos dice que Dios perdona continuamente a la humanidad. A través de la fe en Cristo, Dios perdona una deuda por nuestro pecado que nunca podríamos pagar por nosotros mismos. La deuda es enorme y es increíble que Dios nos haya permitido acumular una deuda así. Todos nos merecemos el fuego eterno y, en cambio, Dios nos ofrece un lugar eterno en Su propia familia por medio de la fe en Cristo (Romanos 5:8; Juan 1:12; 3:16–18).

Sin embargo, esta historia no se ha terminado. Jesús continúa con la historia diciendo que el siervo se encaró con otro siervo. Este otro siervo le debía al hombre 100 denarios. Esto tampoco era una pequeña suma de dinero; un denario equivalía al salario de un día. Aun así, no tenía nada que ver con lo que el primer siervo le debía al rey. De todos modos, el hombre agarró al hombre por el cuello, y le pidió que le devolviera el dinero por las malas.
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