¿Qué significa Mateo 18:33?
El rey escuchó que el hombre al que recientemente le había perdonado una deuda absurdamente enorme hizo que encarcelaran a otro siervo porque le debía una cantidad de dinero mucho menor (Mateo 18:23–32). El rey le hace una pregunta difícil al siervo en este versículo, una pregunta que debería también ser un reto para todas aquellas personas a quienes les cuesta perdonar a otras. El rey pregunta: "¿no debías tú tener misericordia de tu consiervo, como yo la tuve de ti?"Al final, la parábola de Jesús se convierte en algo muy personal. El rey representa a Dios, quien ha perdonado nuestros pecados. ¿Cuál es el castigo? Romanos 6:23 lo dice claro: la paga del pecado es la muerte. En otras palabras, le debemos a Dios la muerte, una que es eterna y dolorosa, la cual se convierte en el pago por nuestros pecados. La deuda que acumulamos por el pecado es tan escandalosamente grande que no hay manera de que podamos pagarla por nosotros mismos. Sin embargo, Dios no solo es paciente con nosotros mientras acumulamos esos pecados (2 Pedro 3:9; Romanos 2:4), sino que también nos ofrece un perdón completo y total (Romanos 5:8; Juan 3:16–18). Dios perdona a los que creen en Jesús. Romanos 6:23 continúa diciendo que el regalo de Dios para los que están en Jesucristo es la vida eterna, y no la muerte.
Jesús estaba cerca de morir en la cruz, lo cual serviría como el pago por la muerte que le debemos a Dios debido a nuestros pecados (Juan 12:32–33). Dios pronto les ofrecería vida eterna a todos los que se acercaran a Él a través de la fe en Jesús. La vida eterna comienza con el perdón de los pecados a través de la muerte de Jesús. Este es un regalo basado en una misericordia infinita.
Es importante darse cuenta de que en la parábola de Jesús las dos personas estaban endeudadas, lo cual nos dice que el perdón que necesitaban era algo real. Jesús no está diciendo que cuando otros pequen contra nosotros, o nos hagan daño, o nos hieran, debamos actuar como si no hubiera pasado nada. La deuda del segundo siervo también era bastante significativa. Sin embargo, la idea aquí es que incluso esos "pecados" tan grandes y dolorosos que otros llegan a cometer contra nosotros no se pueden comparar con el perdón que Dios nos ofrece a través de la fe en Cristo (Colosenses 2:13–14).
Las personas que seguimos a Cristo debemos tener misericordia los unos de los otros, tal y como Dios ha tenido misericordia de nosotros cuando decidió perdonar la deuda de pecado que nosotros le debíamos a Él.