¿Qué significa Mateo 18:8?
Jesús ha soltado un "ay" sobre cualquiera que cause que los que crean en Él, sus pequeños, tropiecen con el pecado. El juicio de Dios caerá sobre aquellos que tienten con el pecado a los seguidores de Jesús.Jesús ha dicho que las tentaciones de este mundo, de esta vida, son inevitables. Esto simplemente significa que son una parte "natural" para la vida humana (Hebreos 4:15). Sin embargo, eso no significa que los cristianos deban ceder ante estas tentaciones (1 Corintios 10:13). De hecho, Jesús usa la hipérbole para ordenarles a Sus seguidores que se tomen el pecado con mucha seriedad y que hagan todo lo posible para evitar caer en la tentación.
Jesús les dice a sus pequeños que, si la mano o el pie les hace pecar, deben cortárselos y tirarlos. De hecho, sería mejor vivir lisiado de esta manera que acabar en el fuego eterno del infierno. Jesús usó un lenguaje similar cuando predicó sobre la lujuria en Mateo 5:27–30.
Una vez más, debemos entender que Jesús no está diciendo que cualquiera que peque irá irrevocablemente al infierno. Si esto fuera así, todos iríamos al infierno (Romanos 3:23). Aquellos que pecan pueden volver con Cristo, tal y como lo hará Pedro después de negar a Jesús tres veces antes de Su crucifixión (Mateo 26:74–75; Juan 21:15–19). Jesús realmente no quería que Sus discípulos se mutilaran para evitar el pecado, sino que quería que los discípulos se lo tomaran muy en serio, especialmente aquellas personas que provocaran que Sus seguidores acabaran pecando. Jesús quería que vieran que el pecado es un asunto de vida o muerte.
Pablo también describió la seriedad con la que los creyentes deben tratar con su propio pecado. Pablo lo describió como una ejecución: "por lo tanto, hagan morir en ustedes todo lo que sea terrenal: inmoralidad sexual, impureza, pasiones desordenadas, malos deseos y avaricia. Eso es idolatría. Por cosas como éstas les sobreviene la ira de Dios a los desobedientes. También ustedes practicaron estas cosas en otro tiempo, cuando vivían en ellas. Pero ahora deben abandonar también la ira, el enojo, la malicia, la blasfemia y las conversaciones obscenas" (Colosenses 3:5–8).