¿Qué significa Mateo 19:28?
Pedro había escuchado la promesa que Jesús le había hecho al joven gobernante rico, quien demostró su falta de sinceridad al rechazar lo que Jesús había dicho que hiciera (Mateo 19:21–22). El mandamiento que Jesús quiso que ese hombre en particular siguiera fue que renunciara a todas sus riquezas. Cristo entonces dijo que aquellos que son ricos a menudo tienen dificultades para aprender a confiar humildemente en Dios. Es imposible alcanzar la salvación a través del esfuerzo humano, pero no es imposible para Dios (Mateo 19:23–26).Entonces, Pedro preguntó qué recibirían Él y los demás discípulos en el cielo, ya que lo habían dejado todo para seguir a Jesús (Mateo 19:23–27). La pregunta podría sonarnos un poco egoísta, pero Jesús no acusó a los discípulos por haber preguntado esto. Simplemente les dijo lo más extraordinario que probablemente podrían haberse imaginado que les podría suceder.
Jesús menciona el nuevo mundo. En el idioma original, Jesús usa el término palingenesia, que literalmente significa algo así como "la regeneración". Jesús está describiendo el momento en que el Hijo del Hombre, Jesús, se sentará en el glorioso trono del cielo para el resto de la eternidad. Apocalipsis 21:1–5 lo expresa de esta manera:
"Vi entonces un cielo nuevo y una tierra nueva, porque el primer cielo y la primera tierra habían dejado de existir, y el mar tampoco existía ya. Vi también que la ciudad santa, la nueva Jerusalén, descendía del cielo, de Dios, ataviada como una novia que se adorna para su esposo. Entonces oí que desde el trono salía una potente voz, la cual decía: «Aquí está el tabernáculo de Dios con los hombres. Él vivirá con ellos, y ellos serán su pueblo, y Dios mismo estará con ellos y será su Dios. Dios enjugará las lágrimas de los ojos de ellos, y ya no habrá muerte, ni más llanto, ni lamento ni dolor; porque las primeras cosas habrán dejado de existir. El que estaba sentado en el trono dijo: «Mira, yo hago nuevas todas las cosas.»
Con respecto a los discípulos, específicamente, la respuesta de Jesús es que ellos estarán allí con Él. Cada uno estará sentado en su propio trono en el cielo, y cumplirán el papel específico de juzgar a las doce tribus de la nación de Israel. Estos doce hombres sencillos que habían dejado todo atrás para seguir a Cristo se convertirán primero en Sus apóstoles en la tierra, y luego en jueces sobre el pueblo escogido de Dios en el cielo. Apocalipsis 21 también los menciona cuando describe la nueva Jerusalén:
"Tenía una muralla grande y elevada, y doce puertas; en cada puerta había un ángel, e inscripciones que correspondían a los nombres de las doce tribus de Israel. Tres puertas daban al oriente, tres puertas al norte, tres puertas al sur, y tres puertas al occidente. La muralla de la ciudad tenía doce cimientos, y en ellos estaban los nombres de los doce apóstoles del Cordero" (Apocalipsis 21:12–14).
Jesús les ha revelado a estos hombres que tendrán más que un tesoro en el cielo, ya que ocuparán tronos y puestos de gran responsabilidad y poder junto a Jesús.