¿Qué significa Mateo 21:31?
Después de evitar la trampa que le habían hecho (Mateo 21:23–27), Jesús les hizo una pregunta a algunos de los principales sacerdotes y ancianos, esta vez acerca de una parábola (Mateo 21:28–30). Jesús ha descrito a dos hijos cuyo padre les dijo por separado que fueran a trabajar a una viña.El primer hijo dijo que no al principio. Más tarde, sin embargo, cambió de opinión e hizo exactamente lo que su padre le había dicho. El segundo hijo hizo justamente lo contrario: dijo sí al principio, pero al final no hizo lo que su padre le dijo que hiciera.
Aquí, Jesús les hace a estos líderes religiosos Su pregunta: ¿cuál de los dos hijos hizo la voluntad de su padre? Ellos respondieron de la única manera que pudieron hacerlo: "el primero", porque, aunque al principio dijo que no, al final acabó haciendo la voluntad del padre. El padre quería acciones, no solo palabras. El hijo que hizo lo que se le dijo que hiciera fue el que obedeció a su padre. A pesar de la rudeza inicial del primer hijo, su cambio de corazón al final le llevó a obedecer y a honrar a su padre. El segundo hijo, en cambio, nunca llegó a honrar realmente a su padre, tal y como lo demuestra el hecho de que solo hablaba de obediencia, pero en realidad no estaba obedeciéndolo (Juan 14:15).
En este versículo, Jesús seguramente los dejó a todos sin palabras, más o menos como si les hubieran dado un golpe en la cara. Jesús no mencionó a las rameras y a los recaudadores de impuestos de manera aleatoria. Estos dos grupos de personas representaban lo peor de lo peor de acuerdo con la manera en que se pensaba en la pureza religiosa en Israel. Estas personas eran miserables, malvadas, traidoras, sucias y despreciables según sus estándares religiosos. De hecho, en la comunidad religiosa de Israel, se les consideraba como extraños, las personas con el estatus social más bajo.
Sin embargo, Jesús afirma que esas mismas personas entrarían en el reino de Dios antes que los hombres más religiosos y poderosos de Israel. Esta parábola, la cual se explica con más detalle durante el siguiente versículo (Mateo 21:32), nos muestra que Jesús todavía estaba hablando sobre creer o no creer en el mensaje de Juan el Bautista. Muchas prostitutas y recaudadores de impuestos creyeron y se arrepintieron, y pasaron de desafiar a Dios a obedecerlo (1 Corintios 6:9–11). Los líderes religiosos judíos simplemente estaban pretendiendo ser obedientes, pero en realidad nunca lo fueron (Juan 5:39–40; Mateo 23:27).