Capítulo

Mateo 21:32

LBLA Porque Juan vino a vosotros en camino de justicia y no le creísteis, pero los recaudadores de impuestos y las rameras le creyeron ; y vosotros, viendo esto, ni siquiera os arrepentisteis después para creerle.
NBLA Porque Juan vino a ustedes en camino de justicia y no le creyeron, pero los recaudadores de impuestos y las rameras le creyeron; y ustedes, viendo esto, ni siquiera se arrepintieron después para creerle.
NVI Porque Juan fue enviado a ustedes a señalarles el camino de la justicia, y no le creyeron, pero los recaudadores de impuestos y las prostitutas sí le creyeron. E incluso después de ver esto, ustedes no se arrepintieron para creerle.
RV1960 Porque vino a vosotros Juan en camino de justicia, y no le creísteis; pero los publicanos y las rameras le creyeron; y vosotros, viendo esto, no os arrepentisteis después para creerle.
JBS Porque vino a vosotros Juan en camino de justicia (rectitud), y no le creisteis; y los publicanos y las rameras le creyeron; y vosotros, viendo esto, nunca os arrepentisteis después para creerle.

¿Qué significa Mateo 21:32?

El contraste que se hace entre Jesucristo y sus críticos en este pasaje es bastante llamativo. Cuando intentaron atrapar a Jesús, Jesús demostró que eran demasiado cobardes para decir la verdad sobre sus creencias (Mateo 21:23–27). Jesús, a continuación, compartió una parábola que contrastaba una hipocresía pretenciosa con el arrepentimiento. Luego, Jesús les dijo abiertamente a los hombres más respetados y poderosos de Israel que las prostitutas y los recaudadores de impuestos, quienes ellos consideraban como meros traidores, llegarían el cielo antes que ellos. Jesús les habló con valentía, pero ellos reaccionaron con mucha cobardía, y ni siquiera contestaron a la pregunta que Jesús les había hecho.

La parábola de Jesús (Mateo 21:28–30) comparaba a dos hijos. El primero desafió a su padre al principio, pero luego lo obedeció. El segundo pareció estar de acuerdo con Él al principio, pero al final nunca hizo lo que el padre le pidió que hiciera. Obviamente, fue el primero, y no el segundo, quien verdaderamente le fue obediente a su padre. Con esto en mente, Jesús ha señalado que los recaudadores de impuestos y las prostitutas sí que habían escuchado el mensaje de Juan el Bautista, y además se habían arrepentido de sus pecados y fueron bautizados por Juan. Inicialmente dijeron que no a los mandamientos de Dios, algo que se demostraba debido a las vidas de pecado y egoísmo que llevaban, pero luego cambiaron y comenzaron a obedecerle a Dios (1 Corintios 6:9–11).

Los líderes religiosos judíos hicieron exactamente lo contrario: le decían pública y repetidamente que sí a Dios, pero al final todo eso era solo un espectáculo (Mateo 23:27). Cuando Dios les envió al profeta Juan el Bautista y les dijo que se arrepintieran de sus acciones pecaminosas, estos hombres religiosos se negaron a hacerlo, incluso cuando las personas a las que la sociedad consideraba como pecadores despreciables llegaron a creer y a arrepentirse. Por lo tanto, se negaron a creer y a obedecer a Dios (Juan 5:39–40).

Jesús les dice que Juan vino en el camino de la justicia. Esto significa que, a diferencia de ellos, Juan verdaderamente vivió con rectitud ante Dios. Juan no se limitó a decir las palabras correctas y a verse bien en el templo, sino que hizo lo que Dios le dijo que hiciera, y nunca dejó de hacerlo. Debido a que vivió una vida justa, Juan les pidió a los israelitas que se arrepintieran y se unieran a Él. Una vez más, los líderes religiosos se negaron a hacerlo.
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