¿Qué significa Mateo 22:8?

Había llegado el momento, durante la parábola de Jesús, de celebrar las bodas del hijo del rey (Mateo 22:1–7). Los toros y los animales engordados habían sido sacrificados. La fiesta estaba preparada. El rey, sin embargo, no tenía invitados. Las personas a quienes invitó a la boda primero se negaron a asistir, hasta el punto de llegar incluso a asesinar a los mensajeros que el rey había enviado. En este momento, el rey dice que esos invitados no eran dignos: los líderes de Israel rechazaron a los profetas de Dios y por lo tanto sufrirían las consecuencias de sus acciones durante el juicio de Dios.

Los judíos religiosos de esa época sabían que Dios estableció distinciones claras en torno a lo que podía o no podía estar en Su presencia. Bajo la ley del Antiguo Testamento, eso incluso se extendía a excluir a ciertas personas de ciertos aspectos de la adoración. Las personas que desobedecían la ley de Dios formaban parte de este grupo, pero también a aquellos que tenían varios problemas de salud. Algunas personas de la clase gobernante judía se enorgullecían de la dignidad espiritual que tenían ante Dios y de su capacidad para guardar la ley y las reglas extra que ellos mismos añadieron mejor que otros.

Especialmente en el contexto de las parábolas anteriores (Mateo 21:28, 33), nos queda claro que Jesús pretendía representar a los líderes religiosos de Israel a través de los invitados que se negaron a asistir a la fiesta del rey. Las personas que estaban escuchándolo debieron haberse quedados impactados al oír la afirmación que se hace en este versículo. El rey dijo que esas personas no eran "dignas" y, por lo tanto, no asistirían al banquete debido a que rechazaron honrar al hijo del rey.