¿Qué significa Mateo 23:24?
Este pasaje ilustra el problema central que tenían los escribas y los fariseos, tanto en su práctica del judaísmo como en las cosas que le imponían a su pueblo. Estos líderes religiosos se tomaban la molestia de ofrecerle al templo el diez por ciento de los "cultivos" más pequeños del jardín, incluso el diez por ciento de las hierbas más diminutas. Eso no estaba mal de por sí, pero el problema es que se obsesionaron con estos detalles hasta el punto en el que dejaron pasar las verdaderas razones por las que Dios le había dado esa ley a Su pueblo; su objetivo era que su pueblo alcanzara y aceptara los valores de la justicia, la misericordia y la fidelidad (Mateo 23:23–24).En otras palabras, estos líderes espirituales no interpretaban la ley para el pueblo de una manera que enfatizara lo que realmente le importaba a Dios. En español, para expresar esto, decimos: "se perdieron en los detalles", se olvidaron de que esos detalles estaban destinados a apuntar hacia una verdad aún más grande e importante. Los líderes religiosos se centraron en la actuación religiosa legalista y rígida de una manera que, en última instancia, solo servía para aumentar su propio orgullo, poder y gloria. Jesús, una vez más, los llama guías ciegos (Mateo 23:16–17), lo que significa que no sabían hacia donde estaban dirigiendo al pueblo de Dios.
Este tipo de obsesión con los detalles legalistas se compara con alguien que decide usar una tela para proteger su bebida de los insectos, pero esa misma persona no se da cuenta de que ya hay un animal enorme flotando en su bebida. Este comentario es tanto divertido como devastador. Tanto los mosquitos como los camellos se consideraban como animales impuros, por lo tanto, los israelitas no podían comérselos. Para evitar incluso comerse accidentalmente algo que fuera ritualmente impuro, los fariseos usaban un paño para colar su bebida. Al igual que con el diezmo de la cosecha de hierbas, se requería que hicieran eso para poder llegar a ser religiosamente perfectos.
Los escribas y los fariseos no podían, o no querían, aceptar que se estaban pasando por alto las razones más importantes que había detrás de las regulaciones que Dios le había dado Su pueblo. Obedecer los mandamientos específicos era importante, pero los detalles no tenían la intención de anular el mensaje más profundo que Dios estaba intentando comunicarles.