¿Qué significa Mateo 26:66?

En un momento de bastante tensión, el sumo sacerdote presionó a Jesús para que respondiera una pregunta directa, bajo juramento ante Dios, sobre si Él era el Cristo, el Hijo de Dios (Mateo 26:62–63). Jesús también ha estado esperando a que este momento llegara para poder decirlo delante del cuerpo gobernante oficial de Israel (Isaías 53:7).

Jesús dijo que Él era el Cristo, el Mesías, quien ejercerá el poder de Dios mismo y regresará a la Tierra para traer el juicio de Dios sobre el mundo (Mateo 26:64). Esto hace referencia al Salmo 110:1, así como a las profecías de Daniel 7:13–14:

"Mientras tenía yo esta visión durante la noche, vi que en las nubes del cielo venía alguien semejante a un hijo de hombre, el cual se acercó al Anciano entrado en años, y hasta se le pidió acercarse más a Él. Y se le dio el dominio, la gloria y el reino, para que todos los pueblos y naciones y lenguas le sirvieran. Y su dominio es eterno y nunca tendrá fin, y su reino jamás será destruido".

Jesús lo dijo directamente y sin rodeos, por lo que era imposible que nadie malinterpretara lo que Jesús quiso decir en ese momento. Jesús no solo dijo que es el Elegido de Dios, sino que es Dios. El sumo sacerdote comprendió plenamente la afirmación de Jesús y la rechazó (Juan 5:39–40), rasgándose las vestiduras. Entonces dijo que todos habían oído a Jesús blasfemar y le exigió al consejo que emitiera su juicio. Los líderes religiosos gobernantes de Israel respondieron instantáneamente: Jesús se merecía morir. Esto, por supuesto, es lo que planearon hacer desde el principio (Juan 11:48–53).

Israel, a través de sus líderes, rechazó formalmente al Hijo de Dios, al Mesías (Mateo 23:37); lo despreciaron en vivo y en directo, y después lo sentenciaron a muerte.