¿Qué significa Mateo 27:31?
Hay una profunda ironía en la manera en que los soldados romanos se burlaron de Jesús. Aparentemente, estaban avergonzando a un prisionero que había afirmado ser el Rey de los judíos (Mateo 27:11). La manera en que se burlaron y humillaron a Jesús quizás tuvo el objetivo de mandarle un mensaje a todo el mundo: vencer el poderío del imperio romano era imposible. Asimismo, se burlaron de la cultura y la historia de Israel al profanar a su líder profetizado.Lo que los soldados no comprendieron es que se estaban burlando del verdadero y prometido Rey de los judíos. Mateo comenzó este libro estableciendo el hecho de que Jesús es, de hecho, el heredero legítimo del trono de David sobre Israel (Mateo 1:1–17). Los soldados tampoco sabían que un día Jesús gobernará siendo el Rey de todas las naciones (Isaías 45:23; Romanos 14:11) o que un día tendrán que rendir cuentas ante el Señor por sus almas eternas (Apocalipsis 20:11–15).
La demostración de poder más impresionante de Jesús puede ser Su resolución a la hora de no hacer nada en respuesta a la manera tan cruel y malvada en la que se habían burlado de Él. Jesús, sin embargo, no dijo o hizo nada (Isaías 53:7). Simplemente eligió soportar hasta el límite de Su cuerpo humano, en lugar de provocar que lloviera fuego sobre todos los que le estaban faltando el respeto (Lucas 9:53–55; Mateo 26:53–54). De hecho, mientras estaba colgado muriéndose en la cruz, Jesús les dirá esto sobre estos hombres: "Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen" (Lucas 23:34).
Una vez que los soldados terminaron de humillar a Jesús, le quitaron la túnica y le devolvieron a Jesús Su propia ropa. Normalmente, a los prisioneros se les quitaba la ropa de camino a la crucifixión. Esto provocaba que la gente sintiera mucha más vergüenza y que la flagelación de camino a la cruz doliera mucho más. Los eruditos de la Biblia especulan sobre si a los soldados se les pudo haber ordenado que volvieran a vestir a Jesús por el bien de las multitudes de la Pascua con las que se encontraría de camino a la cruz (Mateo 26:17; Juan 19:19–20). Sin embargo, se le quitó la ropa una vez más cuando lo colocaron en la cruz (Juan 19:23–24; Mateo 27:35).