Capítulo

Mateo 5:17

LBLA No penséis que he venido para abolir la ley o los profetas ; no he venido para abolir, sino para cumplir.
NBLA “No piensen que he venido para poner fin a la Ley o a los Profetas; no he venido para poner fin, sino para cumplir.
NVI »No piensen que he venido a anular la ley o los profetas; no he venido a anularlos, sino a darles cumplimiento.
RV1960 No penséis que he venido para abrogar la ley o los profetas; no he venido para abrogar, sino para cumplir.
JBS No penséis que he venido para desatar la ley o los profetas; no he venido para desatarla, sino para cumplirla.

¿Qué significa Mateo 5:17?

A medida que ganó fama a través de Sus milagros, curaciones y enseñanzas, algunos de los críticos de Jesús comenzaron a decir que Jesús estaba diciéndole a la gente que ignorara la ley de Moisés (Mateo 12:2). Algunos líderes religiosos que claramente eran hostiles comenzaron a decir que Él estaba enseñando una ley nueva o una diferente de la que Dios le había dado a la nación de Israel (Mateo 12:2) lo cual era falso. Finalmente, los líderes religiosos judíos acusaron a Jesús de blasfemia, principalmente por que afirmó ser el Hijo de Dios (Mateo 26:63–65; Juan 8:58–59).

Jesús ahora contrarresta la mentira de que Él estuviera pidiendo que la ley de Moisés fuera "abolida". En cambio, Jesús les dice a todos los que están escuchando que Su intención no era eliminar o rechazar la ley o los Profetas. La ley judía de Moisés constaba de los primeros cinco libros de la Biblia, conocidos como el Pentateuco. Entre "los Profetas" se incluía la mayor parte del resto de lo que los cristianos ahora consideran como el Antiguo Testamento, especialmente los libros de Isaías, Jeremías y otros profetas que Dios envió para entregarle sus mensajes a Israel.

El libro de Hebreos nos explica la manera en que Dios siempre tuvo la intención de que el antiguo pacto condujera hacia un nuevo pacto (Hebreos 8:6–8). Esa transición no era para erradicar lo que Dios ya había dicho, sino para completar el propósito por el que había compartido esa misma ley. Debido a que Jesús es el Hijo de Dios, el Dios que le dio la ley a Moisés y compartió las profecías con los profetas, Jesús no quería rechazar esos mensajes. En cambio, Jesús declara ahora que Él había venido "para cumplir" la ley y los Profetas.

Esta es una idea clave para comprender las Escrituras: todo lo que aparece en las Escrituras judías, lo que ahora llamamos el Antiguo Testamento, siempre ha estado "apuntando hacia algo que se situaba más allá de sí mismas": la llegada de Jesús, el Mesías. La ley habla sobre una vida de justicia perfecta y sin pecado, una que ningún israelita había podido cumplir hasta que llegó Jesús. Jesús fue el primero y el último en lograr esto.

Además, el sistema de sacrificios que Dios le dio a Israel a través de la ley requería la matanza de animales y sacrificios de sangre para pagar por el pecado humano. Estos fueron efectivos solo temporalmente, y solo hasta que se cometían nuevos pecados, algo que provocaba que se tuviera que derramar sangre de nuevo (Hebreos 10: 1–4). Sin embargo, Jesús, siendo el sacrificio humano perfecto y sin pecado que se ofreció por el pecado de la humanidad, cumplió con ese sacrificio de sangre de una vez por todas (Hebreos 10:11–14).

Mateo también demuestra a lo largo de su libro la manera en que la vida de Jesús cumplió una profecía tras otra acerca del Mesías. Por lo tanto, Jesús no rechazó las palabras de estos profetas; sino que las cumplió con todo lo que dijo e hizo en la Tierra.
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