¿Qué significa Mateo 5:23?
Sorprendentemente para aquellos que pensaban que el hecho de ser justos solo involucraba lo que una persona hacía, Jesús enseñó que evitar el asesinato físico no era suficiente como para afirmar que uno obedecía el sexto mandamiento (Mateo 5:21–22). Albergar ira en nuestros corazones también provoca que las personas se expongan al juicio de Dios. Insultar a otra persona debería requerir una comparecencia ante el consejo; llamar a otra persona "tonta" puede provocar que esa persona vaya al infierno. La idea aquí no es que tener ira en nuestros corazones signifique lo mismo que matar a alguien; más bien, significa que la ira es también un pecado, tanto como el asesinato también es un pecado.Dios se preocupa profundamente por los corazones de las personas que lo obedecen. De este modo, debemos rechazar la ira y los insultos por la misma razón que rechazamos el asesinato: cada persona está hecha a imagen de Dios (Génesis 9:6). Las actitudes de odio no solo conducen inevitablemente hacia actos de violencia (Génesis 4:6–7), sino que también son pecados en sí mismos.
La idea más importante sobre todo esto, la cual se nos revela a través del contexto del ministerio de enseñanza de Jesús, es que nadie es lo suficientemente justo como para entrar en el reino de los cielos. El comportamiento humano nunca puede ser "lo suficientemente bueno". Para alcanzar la salvación, una persona debe recibir la propia justicia de Jesús (Romanos 3:23–24).
Habiendo indicado lo serios que son tanto el odio como la ira, Jesús después enfatiza que siempre se debe hacer todo lo posible para resolver nuestros conflictos. Las personas que lo estaban escuchando seguramente estarían familiarizados con lo que se está diciendo aquí: la gente traía ofrendas al altar como parte de la adoración en el templo, y este acto se consideraba como algo sagrado. Lo que Jesús está diciendo ahora es que dos o más personas deben reconciliarse antes de seguir haciendo cosas buenas (Mateo 5:24).
Vale la pena señalar que de lo que Jesús está hablando aquí es del hecho de darse cuenta de que uno pudiera haber ofendido a otra persona. Cuando un verdadero creyente se da cuenta de que ha hecho algo que ha enojado a otra persona, debe actuar rápidamente para corregir sus acciones (Mateo 5:9).