¿Qué significa Mateo 5:3?
Mateo 5:3–12 contiene lo que se conoce como las Bienaventuranzas. Este título proviene de la palabra latina beatus, que significa "bienaventurado" o "feliz". Cada una de las Bienaventuranzas comienza con una frase que hace referencia a aquellos que están a punto de ser bendecidos debido a su comportamiento o actitudes. La idea de ser "bendecido" en el sermón de Jesús no significa necesariamente que uno se sentirá feliz. Más bien se refiere al hecho de reconocer lo que es verdaderamente bueno en la vida de una persona y la razón por la que es bueno. Las Bienaventuranzas se refieren a aquellos que están en el camino correcto, que están siguiendo un patrón piadoso tanto de pensamientos como de acciones.Jesús comienza diciendo que los pobres de espíritu son bienaventurados. Esto no está hablando del dinero o las finanzas. Ser "pobre en espíritu" es lo opuesto a tener confianza en que uno mismo puede hacerlo todo o creer que uno es autosuficiente, especialmente en cualquier sentido espiritual. Los pobres en espíritu reconocen que son incapaces de vivir por sí mismos usando su propia fuerza, su bondad o su justicia. Estas personas saben que, espiritualmente, necesitan ayuda y no pueden alcanzar una verdadera actitud bondadosa por ellos mismos. De hecho, son personas que saben que no pueden ganarse la entrada al reino de los cielos por ellos mismos.
Sin embargo, Jesús dice que ellos ya han sido bendecidos porque el reino de los cielos ya les pertenece. En otras palabras, admitir que uno no merece un lugar en el reino de Dios es un requisito esencial para entrar en ese reino. Por lo tanto, aquellos que piensan que se lo han ganado por ellos mismos, no podrán estar allí.
Incluso como parte de un sermón de Jesús, estas palabras deben entenderse dentro de un contexto muy específico. Jesús no nos está enseñando todos los detalles de la salvación en este versículo. A medida que continúe enseñando, Jesús será muy claro—y el Nuevo Testamento lo enfatizará aún más—acerca del hecho de que nadie viene al Padre sino por medio de la fe en Cristo y el perdón de los pecados.
Por lo tanto, ser pobres en espíritu es un requisito esencial para la salvación. El reino de los cielos estará poblado de personas humildes, en lugar de estar lleno de personas soberbias. Esa es la manera en que los pobres en espíritu serán bendecidos.