¿Qué significa Mateo 5:32?
En el versículo anterior, Jesús describió la enseñanza estándar que los líderes religiosos judíos enseñaban acerca del divorcio. Ellos permitían que los hombres les dieran a sus esposas un certificado de divorcio por casi cualquier razón según su interpretación de Deuteronomio 24:1–4. Resulta que esta "interpretación" omitía no solo gran parte de la descripción original de la ley, sino que también dejaba a un lado casi todo su propósito original.Jesús nos demuestra una vez más aquí la intención real de Dios que hay detrás de esta ley. En este caso, Dios quiere que los matrimonios sean para toda la vida. En lugar de estar de acuerdo con el hecho de que los matrimonios pueden o deben disolverse por cualquier razón, Cristo dice que la inmoralidad sexual es la única razón que puede validar un divorcio. Eso no quiere decir que esta sea la única razón que pudiera justificar un divorcio. La idea principal con esto es que un hombre no puede divorciarse legítimamente de su esposa a menos que ella cometiera adulterio mientras estaba casada o alguna otra inmoralidad sexual.
Debido a que divorciarse por alguna otra razón invalidaría ese divorcio, el hombre que lo hiciera sería culpable de hacer que su esposa cometiera adulterio cuando ella se volviera a casar con otro hombre. De la misma manera, un hombre que se casa con una mujer cuyo divorcio no ocurriera por una razón válida también sería culpable de haber cometido adulterio. Desde el punto de vista de Jesús, los divorcios falsos, por muy legales que los líderes religiosos dijeran que fueran, finalmente provocaban más y más adulterio. Jesús es muy claro acerca del castigo que las personas que cometieran adulterio y fueran lujuriosas recibirían (Mateo 5:27–30).
La enseñanza de Jesús, por tanto, es clave para entender el matrimonio. Dios fue quien creó el matrimonio y lo valora profundamente por lo que es. El matrimonio no es sólo una relación fundamental que se puede ver en todas culturas, sino que está destinado a ser una representación de Cristo y la iglesia en el mundo (Génesis 2:24–25; Efesios 5:25–33).