¿Qué significa Mateo 6:12?
La oración modelo que Jesús está compartiendo con Sus discípulos, la cual se conoce como el Padrenuestro, ahora llega a la segunda de sus tres peticiones. Esta petición utiliza terminología que literalmente habla sobre una deuda, pero se utiliza como referencia a las cosas que se hacen mal. El perdón por el que se nos enseña a orar aquí implica algo mutuo, y nos sugiere que tanto ser perdonado como perdonar a los demás son dos acciones que están íntimamente ligadas a nuestra propia vida espiritual.Esta referencia acerca del pecado y el perdón, de hecho, es una de las razones por las que a algunos comentaristas no les gusta llamar a este pasaje el "Padrenuestro". Estrictamente hablando, esta es una oración que nos enseña a todos a cómo orar (Mateo 6:9), no algo que Él mismo estaba orando en ese momento. Más importante aún, debido a que Él mismo fue tentado, pero no pecó (Hebreos 4:15; 2 Corintios 5:21), Jesús nunca hubiera pedido algo así. La manera en que llamemos a este pasaje realmente no importa; sin embargo, vale la pena recordar que la "oración del Señor" es el modelo que el Señor mismo nos ofreció para fundamentar nuestras oraciones, no una oración que Jesús mismo le oró al Señor.
La palabra griega traducida como "deudas" es opheilēmata, que literalmente significa "deudas" u "obligaciones" de una persona. En la práctica, esto se refiere a los pecados o a las "transgresiones". Esta frase habría sido especialmente significativa para Mateo, quien en su momento había sido un recaudador de impuestos (Mateo 9:9) que se ganaba la vida obligando a las personas a pagar lo que le debían al Imperio Romano.
Esta declaración se entiende tanto como una petición como una declaración. Con esta oración se le pide a Dios que perdone al que está orando, y afirma y establece que el que ora ya ha perdonado a los que le hicieron daño. Jesús les pide a los creyentes que oren por el perdón (1 Juan 1:9–10), y también está declarando la necesidad de extenderle el perdón a otras personas. De hecho, estas dos realidades son necesidades críticas para todas las personas: uno, que Dios nos perdone; dos, perdonar a los demás.
Jesús vino a la tierra para hacer posible que aquellos y aquellas que confían en Él alcancen el perdón de Dios por sus pecados de una vez por todas (Juan 3:16–17). Jesús hizo esto pagando el precio del pecado, dando Su vida como el último sacrificio de sangre y luego venciendo a la muerte a través de Su resurrección (Filipenses 2:8). Frente a tal sacrificio, Dios espera que los creyentes que nacen de nuevo, aquellos y aquellas que han recibido el insondable don del perdón, cambien y perdonen a todos los que pecan contra ellos. Esta idea es lo suficientemente importante como para que Jesús la vuelva a enfatizar después de completar este modelo de oración durante los siguientes versículos (Mateo 6:14–15).