¿Qué significa Mateo 6:16?
Jesús ya les enseñó a Sus discípulos a no llamar la atención en público cuando les den a los más necesitados (Mateo 6:3–4) y cuando oren (Mateo 6:6). Jesús ha dicho que las personas que buscan atención y actúan para adorar a Dios para así poder recibir la alabanza de otras personas son hipócritas (Mateo 6:2).Ahora, Jesús comienza a aplicarle la misma lección al ayuno. El ayuno implica abstenerse de alimentos y otras actividades para concentrarse en la adoración, la confesión u oraciones específicas a Dios (Mateo 4:1–2). El ayuno era una parte habitual de la adoración de los israelitas fieles. La ley requería ayunar una vez al año durante el Día de la Expiación (Levítico 23:27–32), aunque con el tiempo se habían añadido otras temporadas de ayuno al calendario judío. Además, las personas podían ayunar para indicar que se habían arrepentido ante Dios o para hacerle peticiones especiales en tiempos de gran necesidad.
Los mandamientos del Antiguo Testamento de ayunar se pueden traducir con las palabras "humíllense o aflígense" (Números 29:7). En la era de Jesús, parece que algunos líderes religiosos se aseguraban de hacer esto públicamente. Los fariseos tenía la reputación de ser las personas más religiosas y estrictas de Israel. De hecho, estaban intensamente orgullosos de ese estatus. Los eruditos sugieren que los fariseos ayunaban dos días a la semana. Jesús dice en este versículo que desfiguraban sus rostros de alguna manera y le mostraban su "tristeza" a los demás para asegurarse de que todos los que los vieran supieran que estaban ayunando.
Esta búsqueda de publicidad realmente funcionaba. La gente los veía, entendía que estaban ayunando y les daba crédito por ello por el hecho de ser muy devotos. Jesús dice aquí que la única recompensa que recibirían aquellos que solo buscaran recibir la atención de los demás cuando ayunaran sería eso mismo, la atención de los demás, y nada más. Dado que su esfuerzo no se concentraba en humillarse ante Dios, Dios no les respondía ni los recompensaba por ello. Dios les dijo lo mismo a sus antepasados acerca del ayuno, aquellos que lo practicaban sin que hubiera habido un cambio real en su corazón (Zacarías 7:5–6; Mateo 5:120; 6:16–18).