¿Qué significa Mateo 7:5?

Jesús le ha dicho a Su audiencia directamente y sin rodeos que no se juzguen los unos a los otros, de lo contrario ellos y ellas también serán juzgados (Mateo 7:1). En realidad, no quiere decir que las personas no deban discernir entre el bien y el mal, incluso en la vida de otras personas. Lo que este mandamiento prohíbe es jugar a ser Dios (Mateo 7:2). Los cristianos no deben juzgar los pecados de los demás sin juzgar sus mismos pecados con la misma intensidad y eficacia; Dios es el único que puede hacerlo. De hecho, juzgar el pecado de los demás ignorando el nuestro es tan absurdo como criticar a alguien que tiene un trozo de paja en el ojo, mientras que una viga se sitúa en el nuestro (Mateo 7:3–4).

Sin embargo, Cristo también dice que sí debemos ayudarnos los unos a los otros a eliminar el pecado de nuestras vidas. Decirle a un hermano o una hermana "déjame ayudarte con el pecado que hay en tu vida" es muy diferente a ponerse en el lugar de Dios y enjuiciarlos. Por supuesto, Jesús ha enfatizado que ninguno de nosotros debería hacerlo antes de lidiar con nuestros propios pecados. De lo contrario, nos convertiríamos en "hipócritas", un término que se deriva de la palabra griega para "actor o pretendiente".

Una vez que nos hayamos esforzado para eliminar los pecados de nuestras propias vidas, o al menos intentemos lidiar con ellos, entonces podremos ayudar a eliminar el pecado de la vida de los demás con humildad y un espíritu de servicio.