¿Qué significa Mateo 9:13?
Los fariseos hicieron una pregunta que sonaba más como una acusación: ¿por qué comía Jesús con recaudadores de impuestos y "pecadores"? ¿Por qué un hombre que era supuestamente justo elegiría estar en compañía de personas inmorales (Mateo 9:10–11)? Los mismos fariseos nunca compartirían una comida con personas que supuestamente estuvieran quebrantando abiertamente la ley de Dios, ni tampoco se rebajarían a ser vistos con cualquiera que no siguiera sus propias reglas de conducta.Jesús dijo que las personas sanas no necesitan un médico, sino las que están enfermas. Jesús quería comunicar dos cosas con esto: uno, que para amar y cuidar apropiadamente a los demás, necesitamos ministrarles a aquellos que están atrapados en el pecado (Mateo 5:44; 2 Corintios 4:3); y dos, que argumentar lo contrario sería tan ridículo como tener a un médico que se negara a curar a los enfermos.
Ahora Cristo les dice a sus críticos que examinen las Escrituras, específicamente Oseas 6:6, donde Dios dice: "lo que yo quiero es misericordia, y no sacrificio; ¡conocimiento de Dios, más que holocaustos!". Tal y como solía hacerlo, Jesús citó la traducción griega del Antiguo Testamento, la cual se conoce como la Septuaginta. El hebreo original de este versículo usa el término he'sed, una importante expresión que comunica la idea de un tipo de misericordia fiel y profunda. Los fariseos, sin embargo, no se preocupaban de ser misericordiosos. La estrategia que siguieron para motivar al pueblo de Israel a vivir bien delante de Dios fue establecer un estándar de justicia muy alto y luego tratar de vivir de acuerdo con ese mismo estándar a rajatabla. Una vez alcanzaban esa posición de justicia, miraban a los demás con desdén y juzgaban a aquellos que no podían o no querían vivir como ellos (Mateo 23:2–7). La voluntad de Jesús de pasar tiempo con recaudadores de impuestos, prostitutas y otras personas de mala reputación como si esas personas estuvieran "bien", ciertamente los enloquecía.
Jesús les dice a los fariseos que Él no vino a llamar a los justos, sino que vino a llamar a los pecadores. Los fariseos pensaban que ellos eran justos, y no pensaban que ellos necesitaban alcanzar la salvación. Jesús vino a llamar a las personas que se consideraban pecadores y que tenían necesidad de recibir misericordia, perdón, y a un Salvador (Mateo 7:6). Una vez Jesús se mostró al mundo, las personas que reconocen que no son suficientes van hacia Él y le entregan sus vidas (2 Corintios 4:6). Esto ha seguido ocurriendo así hasta el día de hoy.