Capítulo
Verso

Mateo 9:3

LBLA Y algunos de los escribas decían para sí : Este blasfema.
NBLA Y algunos de los escribas decían para sí: “Este blasfema.”
NVI Algunos de los maestros de la ley murmuraron entre ellos: «¡Este hombre blasfema!»
RV1960 Entonces algunos de los escribas decían dentro de sí: Éste blasfema.
JBS Y he aquí, algunos de los escribas decían dentro de sí: Este blasfema.

¿Qué significa Mateo 9:3?

Esta es la primera mención que hace Mateo sobre el conflicto que surgió entre Jesús y los líderes religiosos judíos, lo cual se convertirá en uno de los aspectos centrales del ministerio de Jesús desde este momento en adelante. Jesús le ha dicho a un paralítico que le trajeron para que lo curara que sus pecados habían sido perdonados. Quizás esto quería decir que su parálisis estaba relacionada de alguna manera con sus pecados (Mateo 9:1–2).

Algunos escribas estaban allí presentes escuchando las enseñanzas de Jesús. Los escribas eran maestros de la ley, y tenían cierta autoridad sobre la vida religiosa del pueblo judío común. Entonces, oyeron a Jesús decirle al hombre que sus pecados habían sido perdonados. Sin que Jesús los oyera, reaccionaron con ira, sugiriendo que Jesús estaba blasfemando. Marcos los cita diciendo: "¿qué es lo que dice éste? ¡Está blasfemando! ¿Quién puede perdonar pecados? ¡Nadie sino Dios!" (Marcos 2:7).

Estos líderes religiosos se dieron cuenta de que, al perdonar los pecados de un hombre, Jesús estaba diciendo algo muy importante acerca de quién era Él. Dado que todo pecado se comete contra Dios (Salmo 51:4) y dado que solo Dios puede perdonar el pecado (Isaías 43:25), Jesús estaba hablando en nombre de Dios.

Por supuesto, Jesús es el Hijo de Dios, por lo que decir eso no era blasfemia. Algunos eruditos continúan debatiendo acerca de si el hecho de pretender perdonar los pecados se entendería como blasfemia incluso si la persona que lo "hiciera" no fuera Jesús, ya que la blasfemia generalmente tiene que ver con usos específicos del nombre de Dios. Aún así, Jesús era el Hijo de Dios, y por lo tanto estaba completamente calificado para perdonar cualquier pecado que Él decidiera perdonar.

¿Se equivocaron estos maestros de la ley al ofenderse por lo que Jesús había dicho? Si otra persona normal hubiera dicho tal cosa, podrían haber tenido toda la razón para preocuparse. En cambio, al pensar lo que pensaban sobre Jesús nos dice que no supieron reconocer que Él era el Hijo de Dios. Jesús les dirá: "¿por qué piensan mal dentro de ustedes mismos?"

El comentario que Cristo hace aquí es muy específico y tiene un fin concreto. Durante los próximos versículos, Jesús dirá que es más fácil decir que uno tiene el poder de perdonar los pecados que el poder de sanar físicamente a otra persona, ya que sanar a alguien físicamente es algo que se puede probar (Mateo 9:4–7).
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