Capítulo
Verso

Proverbios 1:8

LBLA Oye, hijo mío, la instrucción de tu padre, y no abandones la enseñanza de tu madre ;
NBLA Oye, hijo mío, la instrucción de tu padre Y no abandones la enseñanza de tu madre;
NVI Hijo mío, escucha las correcciones de tu padre y no abandones las enseñanzas de tu madre.
RV1960 Oye, hijo mío, la instrucción de tu padre, Y no desprecies la dirección de tu madre;
JBS Oye, hijo mío, el castigo de tu padre, y no deseches la ley de tu madre;

¿Qué significa Proverbios 1:8?

Éxodo 20:12 nos ordena honrar a nuestra madre y a nuestro padre. Esto no quiere decir que simplemente les obedezcamos, sino que los respetemos y que seamos considerados con ellos en todo momento. En el Nuevo Testamento, Pablo también nos dice que este mandamiento es el primero que viene con una promesa (Efesios 6:1–4). Pablo también les ordena a los padres que críen a sus hijos en la "disciplina e instrucción del Señor". Aquí, en el primer capítulo de Proverbios, vemos a Salomón compartiendo la misma exhortación a seguir las sabias instrucciones de nuestros padres.

Esta sugerencia es muy conmovedora, especialmente viniendo de Salomón. Incluso aunque Dios le permitiera a Salomón recibir una sabiduría increíble (2 Crónicas 1:11–12), Salomón no la acabó usando siempre. El libro de Eclesiastés nos explica la manera en que Salomón decidió perseguir cosas mundanas más allá de Dios, y finalmente se dio cuenta de que ninguna de ellas tenía ningún sentido (Eclesiastés 2:9–11). Al final, Salomón llegó a la conclusión de que seguir la voluntad de Dios es el objetivo más importante de nuestra vida (Eclesiastés 12:13–14).
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