¿Qué significa Proverbios 11:29?
Muchos de los versículos del libro de Proverbios nos hacen una serie de advertencias sobre las consecuencias naturales que vienen del pecado y la insensatez. En cambio, las personas que buscan a Dios encuentran la verdad y la sabiduría (Proverbios 1:7). Las personas que ignoran la verdad se exponen al fracaso (Proverbios 10:24, 27). En este pasaje, Salomón ha hablado sobre varias formas en las que tanto el egoísmo como la maldad nos llevan hacia la ruina, particularmente en las relaciones con nuestros vecinos (Proverbios 11:10, 17). El egoísmo es una de las mayores razones por las que esto ocurre. Lo contrario al egoísmo es la generosidad (Proverbios 11:24–26).En este versículo se está enfatizando la relación que tenemos con nuestra la familia. El verbo "trastornar" en este caso se refiere al hecho de ser desagradable o poco amable con los demás. Otros proverbios que hablan de algo similar a este mencionan el problema de la codicia (Proverbios 15:27) y sus consecuencias. Lo que Salomón parece tener en mente aquí no es simplemente a una persona que está ofendiendo a su familia, sino una persona cuyas acciones provocan que su familia acabe sufriendo.
La expresión "heredar el viento" implica el hecho de que al final no quedará nada de la familia, ya que la herencia se acabará consumiendo por completo. De la misma manera, las personas que actúan con insensatez pierden todas las ventajas de las que podrían haberse beneficiado si no hubieran actuado de esa manera. Por el contrario, las personas que son sabias tienen más posibilidades de continuar viviendo bien, aunque no sin experimentar problemas de vez en cuando.
Éxodo 20:5 dice que Dios se asegura de que el pecado afecta hasta la "la tercera y cuarta generación" de los que lo aborrecen. A menudo, los niños acaban imitando el mal comportamiento de sus padres y acaban sufriendo el mismo tipo de problemas que ellos. Muchos dicen "me criaron así", pero, a ojos de Dios, es no sirve como excusa. La familia de Herodes es un claro ejemplo de esto. Herodes el Grande masacró a todos los niños hebreos en Belén y sus alrededores, ya que su esperanza era matar al niño Jesús. Herodes Antipas mató a Juan el Bautista. Herodes Agripa I, nieto de Herodes el Grande, mató a Jacobo y encarceló a Pedro. Herodes Agripa II quiso escuchar al apóstol Pablo, y después de escucharlo, se lo envió al César. Esta línea familiar estaba llena de problemas, y al final todos ellos acabaron muriendo o viviendo en la ruina.
