¿Qué significa Proverbios 12:18?

"El insulto deshonra a quien lo infiere, no a quien lo recibe". Aunque esto es verdad, los insultos siempre acaban causando mucho daño por sí mismas. Si bien los niños son especialmente vulnerables, a menudo los adultos también recuerdan palabras que una vez los hirieron profundamente, como si una espada hubiera herido su espíritu. La lengua se puede usar para lastimar a los demás o para sanar sus ansiedades y penas (Proverbios 12:25). Los comentarios sarcásticos, los chismes, las críticas indebidas, las maldiciones, los insultos y las acusaciones falsas lastiman a las personas, por lo tanto, los creyentes deben evitarlas lo máximo posible (Colosenses 4:6).

Salomón dijo algo al respecto anteriormente: "el necio al instante revela su enojo;

pero el prudente desdeña la injuria" (Proverbios 12:16). Las palabras hirientes que se condenan en este versículo son como "puñaladas", lo cual proviene de un término hebreo que también se encuentra en Levítico 5:4. En ambos versículos, se nos dice que es mejor no hablar que hablar sin controlar la lengua. La capacidad de controlar la lengua, de considerar cuidadosamente las palabras que queremos compartir antes de hablar, es un sello distintivo de las personas en las que mora la sabiduría piadosa de Dios (Proverbios 10:19; 11:12; 17:28; Santiago 3:2, 5).

Los creyentes de Galacia habían caído en el hábito de lastimarse los unos a los otros con insultos, por lo que Pablo les advirtió lo siguiente: "pero si ustedes se muerden y se devoran los unos a los otros, tengan cuidado de no consumirse también los unos a los otros" (Gálatas 5:15). Pablo les dijo a los efesios: "no pronuncien ustedes ninguna palabra obscena" (Efesios 4:29). Y añade en el versículo 31: "…desechen todo lo que sea amargura, enojo, ira, gritería, calumnias, y todo tipo de maldad…" (Efesios 4:31). En ese mismo capítulo, Pablo los anima a usar palabras que promuevan la edificación de las personas que las escuchan. (Efesios 4:29) y escribe: "…sean bondadosos y misericordiosos…" (Efesios 4:32). Una persona sabia siempre usa su lengua para animar a los demás (1 Tesalonicenses 4:18; Hebreos 10:24).