Verso

Proverbios 13:13

LBLA El que desprecia la palabra pagará por ello, pero el que teme el mandamiento será recompensado.
NBLA El que desprecia la palabra pagará por ello, Pero el que teme el mandamiento será recompensado.
NVI Quien se burla de la instrucción tendrá su merecido; quien respeta el mandamiento tendrá su recompensa.
RV1960 El que menosprecia el precepto perecerá por ello; Mas el que teme el mandamiento será recompensado.
JBS El que menosprecia la palabra, perecerá por ello; mas el que teme el mandamiento, será recompensado.

¿Qué significa Proverbios 13:13?

Salomón anima a sus lectores a que escuchen y sigan sus instrucciones para que así puedan recibir una recompensa y una bendición. La persona que se ríe de estas enseñanzas se acaba arruinando a sí misma. Este tema aparece mucho durante el libro de Proverbios. Las personas que siguen los buenos consejos que vienen de la sabiduría de Dios (Proverbios 1:7), se exponen mucho menos a las consecuencias negativas del pecado (Proverbios 10:17). Las personas que "desprecian" las instrucciones de las personas sabias muestran su necedad y representan a "los burladores" que se mencionaron durante algunos de los pasajes anteriores (Proverbios 9:7–12; 13:1).

Varias traducciones traducen la palabra "orden" con el término "palabra", o "consejo" en este mismo versículo. El término hebreo es dā'bār, el cual implica el hecho de que se está comunicando un mensaje, un mandamiento o se está compartiendo algún tipo de instrucción. Aunque este versículo no se refiere explícitamente a las Escrituras, la Biblia contiene toda la sabiduría que necesitan las personas para poder vivir su vida de una manera piadosa (Proverbios 6:23; Salmo 1:1–2).

La historia de los dos constructores de Jesús nos describe a la perfección las consecuencias que experimentan las personas que siguen los consejos de la sabiduría y las personas que no lo hacen: "a cualquiera que me oye estas palabras, y las pone en práctica, lo compararé a un hombre prudente, que edificó su casa sobre la roca. Cayó la lluvia, vinieron los ríos, y soplaron los vientos, y azotaron aquella casa, pero ésta no se vino abajo, porque estaba fundada sobre la roca. Por otro lado, a cualquiera que me oye estas palabras y no las pone en práctica, lo compararé a un hombre insensato, que edificó su casa sobre la arena. Cayó la lluvia, vinieron los ríos, y soplaron los vientos, y azotaron aquella casa, y ésta se vino abajo, y su ruina fue estrepitosa" (Lea Mateo 7:24–27). En Lucas 8:18 Jesús dice: "escúchenme bien: a todo el que tiene, se le dará; y al que no tiene, hasta lo que cree tener se le quitará". Cuando Jesús se dirigió a las iglesias de Asia Menor, les dijo: "el que tenga oídos, que oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias", y prometió que las personas que escuchan y obedecen recibirán recompensas (Apocalipsis 2:11, 17, 26–29; 3:5–6, 12–13, 20–22).
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