¿Qué significa Proverbios 13:19?

Todas las personas se sienten realizadas cuando logran alcanzar cualquier meta que se hayan propuesto. Cuando somos capaces de cumplir uno de nuestros deseos, nos sentimos muy bien. Esta conexión que hay entre la esperanza y la felicidad se mencionó anteriormente en este pasaje (Proverbios 13:12). En cambio, las personas que se dedican a perseguir el mal son diferentes. En realidad, los deseos que provienen de la piedad y la bondad son los únicos que se cumplen verdaderamente (1 Corintios 3:15; Mateo 6:20). El pecado siempre nos lleva hacia la ruina y la desilusión (Proverbios 11:7).

A diferencia de las personas que buscan la sabiduría de Dios (Proverbios 1:7; 9:7–12), a los necios les disgusta la idea de dejar atrás sus pecados, y cuando más evitan hacerlo, más profunda es su actitud de rebelión en contra de Dios (Romanos 1:28–32). En lugar de reconocer lo que es malo y comenzar a pensar y en hacer lo que es bueno (Proverbios 3:7; 16:17), eligen permanecer en el pecado (Juan 5:39–40; 8:24). El pecado, como cualquier otra cosa del mundo, nunca nos puede satisfacer por completo (Juan 4:13–14; Proverbios 11:6). Además, todos los pecadores acaban experimentando la muerte eterna (Lucas 13:27–28; Romanos 6:20–23).

El apóstol Pablo centró todas sus energías en cumplir la misión que el Señor le había dado encomendado: predicar el evangelio. Pablo le rey Agripa: "no desobedecí esa visión celestial" (Hechos 26:19). Al final de su vida, Pablo disfrutó de la satisfacción de saber que había alcanzado su meta. Pablo dice en 2 Timoteo 4:6–7: "yo estoy ya a punto de ser sacrificado, y el tiempo de mi partida está cercano. 7 He peleado la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe". Pablo estaba ansioso por recibir la corona de justicia por parte del Señor (2 Timoteo 4:8).