¿Qué significa Proverbios 13:21?

Salomón compara aquí lo que les sucede a las personas desobedecen a Dios con lo que les sucede a quienes lo honran. Las personas que hacen el mal acaban recibiendo la ira de Dios, así como las consecuencias naturales de sus propios pecados, pecados como el engaño, la codicia y la violencia (Proverbios 12:13; 13:5). Las Escrituras reconocen que tales personas pueden incluso parecer prosperar por un tiempo (Salmo 73:2–3), pero su rebelión siempre acaba teniendo un final terrible (Proverbios 11:7; Apocalipsis 20:11–15). Romanos 6:23 nos asegura que "la paga del pecado es muerte", e Isaías 48:22 dice: "el Señor ha dicho: «no hay paz para los malvados»".

Sin embargo, los justos disfrutan de la paz de Dios. El salmista dice: "los que aman tu ley viven en completa paz, porque saben que no tropezarán" (Salmo 119:165). Las personas que persiguen el mal reciben un castigo del Señor, pero las personas que llevan una vida recta recibirán una recompensa. Gálatas 6:8 dice que "el que siembra para sí mismo, de sí mismo cosechará corrupción; pero el que siembra para el Espíritu, del Espíritu cosechará vida eterna". Conociendo este principio de reciprocidad, Pablo les dice a los gálatas lo siguiente: "no nos cansemos, pues, de hacer el bien; porque a su tiempo cosecharemos, si no nos desanimamos" (Gálatas 6:9).

Si bien las personas que son piadosas y justas también pueden experimentar dolor y sufrimiento en este mundo (Juan 16:33), al final todo cambiará cuando alcancen la eternidad (Romanos 8:18). En general, hacer el bien nos ayuda a evitar las duras consecuencias del pecado, ya que el pecado siempre tiene consecuencias negativas para nuestras vidas. Las personas que viven haciendo el mal siempre acaban teniendo que huir de sus propias acciones.